Así como nuestro físico, piel, resistencia y actividad se modifican con la edad, ¿qué pasa con los órganos internos, como el cerebro, con el pasar de los años? A diferencia de lo que puede pensarse, el cerebro no termina de desarrollarse en la infancia, éste continúa su desarrollo hasta la 2da década de la vida. Pero, en cuanto llega al final de los 20’s no solo que para su crecimiento, sino que empieza un lento y paulatino deterioro cognitivo.

Después de los 40, el cambio ya es visible, el cerebro se encoge un 5% con cada década que pasa y ocurre a mayor velocidad a partir de cumplidos los 70. Los científicos no saben con certeza a qué se debe, pero las células cerebrales mueren con la edad. De igual manera, el flujo sanguíneo destinado al cerebro disminuye mientras envejeces.

En este proceso natural, la memoria es la principal función afectada. Por esta razón, una persona de 70 años, típicamente, recuerda el 75% de lo que una persona de 18 años, 30 minutos después de escuchar la misma historia. Por otro lado las habilidades lingüísticas se mantienen durante toda la vida. De hecho, el vocabulario se enriquece más después de entrar a la mediana edad.

La memoria puede ser de tres tipos. La memoria episódica, que se refiere a la habilidad para recordar experiencias personales, es la primera en verse afectada, por lo que se olvidarán recuerdos como el del primer día de clases. La memoria semántica, que nos ayuda a recordar conceptos como la capital de un país, es la siguiente en la lista. Por último, la memoria procedural, que hace referencia a las habilidades adquiridas como conducir un auto o montar bicicleta, se verá afectada en última instancia.

Antecedentes personales, como tener historia de traumatismo grave en la cabeza, pueden ser un riesgo añadido para la pérdida de memoria. Y aún si la memoria no se viera afectada, dicho antecedente supone un riesgo mayor para padecer Alzheimer en edades más avanzadas.

También existen factores protectores de la memoria, como ser mujer. En la batalla de los sexos, en ésta batalla las mujeres ganan. Los hombres obtienen menores puntajes en los tests de memoria en todas las edades, y especialmente después de los 40. Otro factor asociado con una mejor memoria es hacer ejercicio regularmente, un corazón sano equivale a una mente sana.

Hábitos como dormir bien y una dieta sana y balanceada también son estimulantes para el cerebro. Ingerir alimentos que contengan ácido fólico, vitamina B6 y vitamina B12 disminuyen ciertas proteínas relacionadas con la demencia. Éstas vitaminas se encuentran en el pan, cereales fortificados y en las verduras de hoja verde.

No todo está perdido, a pesar de que la memoria se deteriora con el pasar del tiempo, estudios han demostrado que en general la salud mental y emocional mejora con los años. Existen actividades que permiten mantener al cerebro joven, aprender diferentes idiomas, retar al cerebro con juegos mentales, rompecabezas y juegos de trivia permiten mantener sus habilidades por mayor tiempo.

De igual forma, compartir tiempo con la familia y buenos amigos, pueden no sólo prolongar la vida, sino también la memoria.

Ante un proceso natural de envejecimiento no hay recetas mágicas, pero mantener el cerebro activo y un adecuado estado de salud, basado en buenos hábitos alimenticios, de sueño y de ejercicio pueden mejorar la vejez y hacerla plena.

Fuente: WebMD