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La alimentación mal balanceada y con dietas ricas en grasa se han convertido en una gran amenaza para la salud mundial. Los hábitos alimenticios que predominan en el mundo occidental, son sin duda una de las causas principales de múltiples enfermedades como diabetes, hipertensión y enfermedades cardiovasculares.

Por esta razón, La Organización Mundial de la Salud (OMS), lanzó en este mes de mayo, un programa para eliminar de la cadena alimenticia a las grasas trans producidas industrialmente, que tienen un consumo extendido por el mundo y son responsables de más de 500,000 muertes al año.

«Las enfermedades no transmisibles son las principales causas de muerte en el mundo. En 2016 fueron responsables de casi 40 millones de muertes, lo que representa tres cuartas partes de todos los decesos en el mundo«, afirmó en rueda de prensa el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus.

«Y las enfermedades cardiovasculares fueron las que más fallecimientos causaron, casi la mitad de todas las enfermedades no transmisibles», agregó Tedros. Tomando en cuenta que son precisamente las grasas trans, las que tiene el mayor peso en la aparición de dichos padecimientos.

Industrialmente, las grasas trans son ampliamente utilizadas ya que, después de un proceso de hidrogenación, permiten aumentar el tiempo de vida útil de los alimentos, al pasar de un estado de aceite líquido a un estado sólido en forma de grasa.

Las grasas trans que consumimos en nuestra dieta provienen de dos fuentes. La que provee cantidades pequeñas de grasas hidrogenadas naturales, se derivan de la carne de vaca, de cerdo y de cordero, y los productos lácteos o sus derivados como el queso, mantequilla y yogurt. Y la segunda y mayor fuente proviene de los alimentos procesados preparados con aceites vegetales parcialmente hidrogenados como la pastelería, las papas fritas, los snacks, las margarinas y otros más.

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«En la dieta de muchas personas hay un componente muy dañino: las grasas trans. Estas pueden eliminarse muy fácilmente y debemos trabajar para ello porque son responsables de medio millón de muertes al año, la mayoría en países de ingresos bajos y medios«, puntualizó Tedros.

En su afán por mejorar las calidad de vida, la OMS pretende que los Estados se comprometan a eliminar estas grasas producidas industrialmente de ahora hasta el año 2023. La iniciativa se ha denominado ‘Replace’ y consta de seis acciones estratégicas para poder hacer una transición desde una cadena alimenticia con gran cantidad de grasas trans a una en que no existan.

Los seis pasos son: revisar la situación nacional; promover el reemplazo por otras fuentes de grasas más sanas; crear leyes que las prohiban; evaluar el contenido en la cadena alimenticia y los cambios de hábitos en la población; crear conciencia entre la población y los industriales sobre sus efectos perjudiciales, y por último implementar la nueva legislación.

«Este es el principio del fin. Los días de las grasas trans artificiales están contados. Los gobiernos tienen ahora el conocimiento, las herramientas, y la responsabilidad de salvar a su gente, y deben reemplazar estos productos tóxicos con grasas saludables», afirmó Thomas Frieden, presidente de «Resuelve y Salva Vidas», una iniciativa de salud pública.

Frieden recalcó que tomar estas medidas puede salvar la vida a 10 millones de personas durante los 25 años transcurridos tras su completa eliminación. La OMS denota que varios países con ingresos elevados ya han logrado eliminar totalmente o parcialmente las grasas trans de su cadena alimenticia, al establecer límites a la cantidad permitida, siguiendo el ejemplo de Dinamarca, que fue la primera nación en hacerlo.

Tras esta propuesta se espera que al finalizar este año, 24 países habrán eliminado total o parcialmente las grasas trans artificiales. El objetivo de la agencia humanitaria de la ONU es que estos cambios se implementen también en los países de bajos y medianos ingresos y donde los controles a la industria son por lo general escasos.

Frieden explicó por medio de las distintas oficinas de la OMS repartidas por todo el mundo, se llevará a cabo un programa de difusión del mensaje, para abogar por los cambios legislativos que se requieren y presionar para la correcta implementación del programa. Por su parte, Tedros dijo estar convencido de que todos los países del mundo se comprometerán en la campaña «en interés de sus propios ciudadanos».