Cuando algo está evidentemente sucio, tomamos precauciones a la hora de tocarlo, y eso si es que no nos queda otra que hacerlo. Sin embargo, existen muchas cosas que tocamos todos los días que, aunque no nos demos cuenta y no lo parezca, tienen una gran cantidad de bacterias y gérmenes. Acompáñanos para conocer cuáles son para que tomes las precauciones necesarias a la hora de usarlas.

El celular

Va contigo a donde quiera que vayas. Sí, incluso al baño (y no lo niegues).  Esto ocasiona que puede llegar a estar hasta 10 veces más sucio que un asiento de inodoro. Incluso podrías tener un invitado en él muy indeseado: la E. coli, una bacteria que puede provocar diarrea y calambres estomacales, y que puede vivir durante horas en una superficie cálida como la del teléfono. La solución: lavarse las manos tras usar el baño.

El mando a distancia

Uno de los aparatos que todo el mundo toca en la casa, incluso el hijo del vecino que viene de visita y que no para de meterse el dedo en la nariz. Y cuando no lo está en manos de alguien, está en el suelo o entre los cojines del sofá, un sitio muy acogedor para el moho y las bacterias. Por lo tanto, nada mejor que darle un repaso de vez en cuando con toallitas antibacterianas.

El teclado de la computadora

De vez en cuando, comes algo sobre él. En casa, los niños lo utilizan para jugar a su juego favorito después de que sus manos hayan pasado por vete a saber donde. Caramba, hasta el gato se echa una siesta sobre él de vez en cuando tras venir de la caja de arena. Así que no es sorprendente que esté repleto de gérmenes. Para limpiarlo, apaga la computadora, sacude un poco el teclado para deshacerte de migas y de otras basuritas y después usa un cotonete o gasa con alcohol isopropílico para limpiar alrededor de cada tecla.

La esponja para platos

De largo, esa esponja que usas para limpiar los platos es la cosa más sucia de tu casa. Y tiene sentido, ya que es húmeda, absorbente y se frota la comida y la suciedad con ella todo el rato. Puesto que es difícil mantener limpia una esponja, lo mejor que puedes hacer es reemplazarla cuando empiece a oler mal.

El soporte para el cepillo de dientes

Sí, ese vaso especial donde pones los cepillos, a veces acompañados por la pasta de dientes. Muchos de los gérmenes de tu boca se adhieren a las cerdas y gotean sobre este soporte. El resultado es una marca que tiene una de las lecturas más altas de presencia de bacterias de cualquier cosa que puedes tocar habitualmente. Por ello, no dudes en limpiarlo a menudo.

Cualquier cosa en la zona de descanso de la oficina

Sí, prácticamente todo está cubierto de bacterias en esa área de la oficina donde vas a hacer la imprescindible pausa antes de seguir trabajando: las puertas del microondas, el refrigerador, el grifo y hasta los botones de la máquina expendedora. Y qué decir de la cafetera, cuyo depósito podría estar lleno de levadura y moho. Lávate las manos antes y después de tocar los electrodomésticos y enjuaga la cafetera tras cada uso, repasándola con vinagre por lo menos una vez al mes.

Los juguetes para perros

Probablemente habrás oído que la boca de un perro es más limpia que la de un humano. Esto es algo dudoso como poco. No es que tenga menos gérmenes, sino que tiene otros diferentes. Cada vez que tu perro babea sobre su juguete favorito, no es solo que transfiera bacterias, sino que crea un lugar húmedo y pegajoso que es ideal para que prosperen otros gérmenes. Además, no hay manera de saber lo que se va acoplando al juguete mientras lo arrastra. Por tanto, limpia los juguetes de goma a mano o en el lavavajillas (poniéndolo en el estante superior) e incluye los de tela entre la ropa cuando la vayas a lavar.

El dinero

Sí, se suele emplear la expresión de «dinero sucio» de manera metafórica, pero lo cierto es que es literal para cualquier dinero en efectivo, sin importar su origen. Se ha descubierto que la mayoría de billetes de dólar están cubiertos por 3 mil tipos de bacterias, desde los gérmenes que causan el acné hasta los microbios de las personas que se chupan los dedos cuando cuentas los billetes. Algunos países están imprimiendo dinero en plástico, pero aquí, en Ecuador, todavía no hemos dados ese paso. Así que, hasta que tengamos una opción más limpia, lávate después de manejar dinero.

La taza de café de la oficina

La llenas con café hecho con agua que se encuentra en un tanque lleno de moho. Luego la lavas con una esponja sucia llena de bacterias. Así que, ¿qué esperas? Llévatela a casa todos los días y métela en el lavavajillas o lávala junto con tus platos de todos los días. Si la limpias en el trabajo, al menos usa jabón para vajilla y toallas de papel.

La cartera

Metes las manos en ella todo el tiempo, y también lo hacen tus hijos, pero rara vez la limpias, de ahí las bacterias que viven dentro de ella. Además, piensa en los lugares donde la dejas, como mostradores sucios o encimeras de baños públicos, lo cual ayuda a que el exterior esté lleno de pequeños viajeros asquerosos. Así que, cuando puedas, cuélgalo siempre mejor de un gancho y límpialo con toallitas antibacterianas.

El cajero automático

No te habías parado a pensarlo, pero es que es lógico, pues todo tipo de personas toca los botones del cajero para sacar su dinero. Científicos de la ciudad de Nueva York descubrieron microbios procedentes de alimentos como el pescado o el pollo, bacterias de plantas en descomposición y productos lácteos, y moho relacionado con productos de panadería estropeados, todo ello en cajeros automáticos. Y, curiosamente, no había diferencias entre las máquinas colocadas en interiores y las de que estaban al aire libre.

Los carritos de supermercado

No es solo por todas las manos por las que pasan. Es que esas manos han hecho lo mismo que tú, coger alimentos como carne, ponerlos dentro y luego agarrar el carrito por el mango. Y sin contar con los bebés que se sientan en él y que, en un momento dado, pueden descargarse en su pañal. Es por ello que las asas de los carritos y los asientos a menudo son el hogar de la E. coli, la campylobacter y la salmonella, todas ellas capaces de causar diarrea. Así que si la tienda provee toallitas cerca de donde están los carritos, úsalas. O si no, usa las tuyas propias.

Los dispensadores de jabón

Aunque nuestras manos no están precisamente limpias cuando lo usamos, esa no es siempre la razón por la que está lleno de bacterias: el jabón que hay dentro puede contaminarse si el dispensador se ha rellenado antes de que esté completamente vacío. Si te lavas con él, transferirás los gérmenes a cualquier cosa que toques después. Así que lávate bien y usa toallas de papel para secarte, pues los secadores de aire pueden ayudar a diseminar los gérmenes.

La toalla de cocina

No es sólo que sequemos los platos y nuestras manos con ella. También se usa para limpiar las pequeñas manos de los niños y sus caras sucias o para limpiar mostradores sucios. Como resultado, podemos encontrarnos ella cosas desagradables como la salmonela o bacterias fecales. Pero hay buenas noticias: cuanto más a menudo se lavan las toallas, menos bichos encontrarán su hogar en ellas. Eso sí, al lavarlas, remojarlas primero durante 2 minutos en cloro.

Una tarta de cumpleaños

Y terminamos con algo que no seguro que no pensaste que podría tener muchas bacterias. Y es que, aunque soplar las velas es divertido, mejor hacerlo de manera individual, pues todo el que sopla manda gérmenes al hacerlo. Según un estudio, se incrementa el número de bacterias en la superficie del pastel en un 1.400%.