En los últimos 2 años hemos oído hablar mucho del virus del Zika. Un brote epidémico en América del Sur, evidenció graves secuelas en bebés de madres que tuvieron contacto con el virus durante el embarazo. Secuelas que principalmente afectan el desarrollo cerebral embrionario, dando como resultado bebés con microcefalia (cabeza de tamaño muy inferior a sus pares) y problemas neurológicos asociados.

Uno de los misterios que sigue preocupando a los científicos, es que el virus lleva décadas de existencia en los continentes de África y Asia, sin causar el daño que causó al llegar a Latinoamérica. ¿Por qué el virus potenció sus efectos dañinos al llegar a otra región geográfica, haciendo que miles de bebés muestren graves afectaciones?

Un último estudio publicado en la revista Science, sugiere que existió una mutación genética en el ADN del virus, responsable de la transformación del virus del Zika a un virus altamente devastador tras llegar a Brasil y luego extenderse a toda América. El estudio fue realizado en ratones, por lo que aún no es la explicación final al misterio.

La mutación que encontraron, llamada S139N, ocurrió en una de las cepas asiáticas del virus en el 2013, antes de un brote que ocurrió en la Polinesia Francesa. Primer lugar donde se reportó casos de microcefalia en recién nacidos. Se cree que el virus llegó a América Latina en ese mismo año, luego de que futbolistas provenientes de la Polinesia Francesa disputaran un torneo de fútbol en Brasil.

Teoría que es apoyada por el hecho de que todas las cepas del virus encontradas en latinoamérica tienen esta mutación presente. En el estudio realizado por un grupo de investigadores chinos, encontraron que las cepas de Zika con la mutación S139N causaron la muerte y microcefalia en los ratones que estudiaron, evento que no ocurrió con otras cepas. Al analizar tejido cerebral humano, encontraron que la cepa mutada, también destruyó muchas más células humanas esenciales para el desarrollo cerebral.

“Al principio pensamos que eran necesarias múltiples mutaciones” para poder crear una cepa viral que cause microcefalia severa, dijo Zhiheng Xu, investigador principal del Instituto de Genética y Biología del Desarrollo de la Academia China de Ciencias, quien dirigió el estudio. “Para nosotros fue una sorpresa ver que se trataba de una sola mutación”.

Muchos expertos e investigadores en el tema dicen que los hallazgos del estudio son muy prematuros como para determinar que esa única mutación haya sido el factor determinante para el cambio de comportamiento del virus. Y recalcan la importancia de que se realicen estudios en primates antes de sacar conclusiones. Los autores del estudio concuerdan.

“Es potencialmente importante y alentador”, dijo David H. O’Connor, jefe del Departamento de Enfermedades Contagiosas Mundiales en la Universidad de Wisconsin-Madison. Sin embargo, menciona que “se requerirá mucho trabajo adicional para demostrar que puede ser reproducido en diferentes condiciones, y así probar que no fue una simple coincidencia”.

Kristian G. Andersen, experto del Instituto de Investigación Scripps, dijo que el estudio tiene varias e importantes limitaciones, ya que no explica por qué, en el reciente brote, la proporción de microcefalia varió mucho en América Latina, a pesar de que la cepa mutada se detectó en diversos países y solo causó microcefalia en el noreste de Brasil.

“Es un estudio interesante, pero soy escéptico con sus hallazgos, y no creo que sus hipótesis estén bien fundamentadas”, dijo Andersen.

O’Connor además añadió que inyectar el virus directamente en los cerebros de los ratones no equivale al proceso infeccioso que ocurre en la naturaleza, en el cual el virus infecta a la madre y posteriormente a través de la placenta, llega al feto.

Los investigadores tampoco tomaron en cuenta la interrogante de por qué la mutación persistió en el mosquito y no despareció. Cuando se le preguntó a Xu si la mutación le confirió una ventaja de supervivencia al virus del Zika o si solamente incrementó incidentalmente su capacidad de causar microcefalia, este respondió “esa es una muy buena pregunta y no tengo la respuesta”.

Por lo que, se deberán realizar más investigaciones que permitan clarificar las interrogantes, antes de que sea considerada una teoría aceptada.

Fuente: NY Times