La miel es un alimento compuesto principalmente de agua y azúcar, aunque tiene también una serie de vitaminas, minerales, enzimas y otros nutrientes que son beneficiosos para nuestra salud. Nutricionalmente, 1 cucharada de miel ( es decir 21 gramos) contiene 64 calorías y 17 gramos de azúcar, incluyendo fructosa, glucosa, maltosa y sacarosa. Y si bien no ayuda a nuestro cuerpo a combatir las alergias, tiene una serie de beneficios que te pueden interesar. Aquí te contamos cuáles son.

En primer lugar este alimento es rico antioxidantes como los fenoles y otros compuestos como flavonoides. Varios estudios relacionan a los antioxidantes con menores riesgos de ataques cardíacos, accidentes cerebrovascular y algunos tipos de cáncer. Si bien no recibirás todos los antioxidantes que necesitas de la miel únicamente, es un buen comienzo. Estos antioxidantes también pueden protegernos de la presión arterial y ayudar a reducir el estrés.

Si eres una persona que cuida su consumo de azúcar, se considera que la miel es “menos mala” que el azúcar de mesa. En el caso de las personas con diabetes, las investigaciones varían mucho en su opinión por lo que es mejor consultar con tu médico pero por lo general la respuesta será que no debes consumirla. Recuerda que la miel también aumenta los niveles de azúcar en la sangre, solo en menores cantidades que el azúcar refinado.

Lo que nos lleva al siguiente punto, la miel podría regular los niveles de colesterol en la sangre. El colesterol LDL (el “malo”) en cantidades altas en un factor de riesgo grave para sufrir de una enfermedad cardíaca. Curiosamente, varios estudios apuntan a que el consumo frecuente de miel puede reducir los niveles de LDL en la sangre y aumentar significativamente los de HDL (el “bueno”). Por ejemplo, un estudio en 55 pacientes comparó la miel con el azúcar de mesa. Se encontró que causó una reducción del 5,8% en LDL y un aumento del 3,3% en HDL.

También pueden ayudar a reducir los triglicéridos, otro factor de riesgo para las enfermedades cardíacas. Si bien no prueban una relación de causa y efecto, varios estudios señalan una relación entre el consumo de miel (vs el de azúcar) con niveles bajos de triglicéridos. Estos podrían reducir entre un 11-19%.

Y por último, puede sonar raro pero la miel cuando es aplicada a la piel podría ayudar en la cicatrización y ser un remedio efectivo para las quemaduras, heridas y otras afecciones de la piel, en especial las úlceras del pie diabético. Esta aplicación de la miel se ha venido utilizando desde las épocas del antiguo Egipto. Si vas a tratarlo, consulta con tu médico previamente.

Recuerda que los niños menores de un año no deben comer miel pues podrían desarrollar una infección. Esto sucede porque la miel silvestre podría tener una bacteria que los bebés pequeños no pueden digerir con facilidad y podrían formar una toxina peligrosa en su intestino. Si bien es bastante raro, es mejor estar alerta a los síntomas que incluyen estreñimiento, debilidad y dificultad para succionar el alimento. Lo mejor que puedes hacer es evitar por completo la miel hasta que cumpla al menos 1 año.

No olvides que estos beneficios vienen de reemplazar la miel por el azúcar blanco y de consumirla con moderación. Puede ser deliciosa, pero sigue siendo alta en calorías y azúcar. Solo es una alternativa un poco más saludable que el azúcar. Procura comprarla de buena calidad para mantener todos los beneficios.