Comer bien sirve para mucho más que mantenerse en forma. Una dieta balanceada nos mantiene sanos, nos da energía y previene, o al menos reduce, el riesgo de sufrir ciertas enfermedades a largo o mediano plazo. Y en el caso de nuestro cerebro, hay algunos alimentos que nos ayudan a mantenernos alerta y con buena memoria mientras envejecemos.

Mantente alerta

No es ningún secreto que el café puede ayudar a que estés alerta y concentrado. Lo mismo sucede con otros alimentos como el chocolate, el té, las bebidas energéticas y algunos medicamentos. Por lo general todos contienen cafeína, pero el efecto es corto y si el consumo es excesivo puede hacerte sentir incómodo.

Una manera natural de despertarse es con frutas, nada como una manzana para darte un empujón de energía. El azúcar, en este caso la fructosa, es la fuente favorita de energía de tu cerebro (por esto funcionan los energizantes, pero es mejor consumir azúcar natural y no añadida). Esto no quiere decir que debes tener una dieta alta en azúcar porque a corto plazo puede causar sobrepeso y a largo plaza pérdida de memoria.

Nutre tu cerebro

La mejor manera de poner tu cerebro a trabajar es empezar el día con un buen desayuno. Varios estudios demuestran que los estudiantes que desayunan tienen mejor desempeño en sus estudios que los que no, y que mejora la memoria a corto plazo y la capacidad de atención. Entre los alimentos que mejor sirven de “gasolina” para la mente están los granos altos en fibra, los lácteos y la fruta. El desayuno debe ser completo pero no excesivo, porque un desayuno alto en calorías tendrá el efecto contrario.

Los nutrientes necesarios

Para evitar el deterioro cognitivo, no hay nada mejor (ni más delicioso) que frutos secos, semillas y chocolate negro. Estos alimentos están cargados de antioxidantes y mejoran la atención. Una porción pequeña diaria será un gran aliado a largo plazo.

Otro alimento que ayuda a prevenir daño cerebral y reduce algunos efectos de la edad son los arándanos. De hecho, un estudio llevado a cabo con ratas demostró que las ratas mayores que comían arándanos, eran mentalmente igual a las ratas más jóvenes.

Puede sonar como un cliché, pero una dieta carente de nutrientes afecta a largo plazo tu energía y habilidad de concentrarte. Comer muy poco, o comer demasiado, también interfiere con tu proceso cognitivo diario, pues un estómago muy lleno te hace sentir cansado pero uno vacío dificulta la concentración. Por eso es importante que recuerdes alimentarte bien.