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El sistema nervioso es una red compleja que lee los estímulos recibidos por todas las partes del cuerpo y también envía las órdenes para que cada una realiza sus funciones correctamente. Esto lo hace gracias a los nervios y las hormonas que se segregan en el cerebro y viajan a través del cuerpo.

El cerebro envía órdenes al cuerpo a través de los nervios. Los nervios forman una red que se llama sistema nervioso periférico y tiene dos partes principales. Uno controla las cosas en las que la persona no tiene que pensar, como los latidos del corazón o la digestión, esta parte es conocida como sistema nervioso autónomo. La otra es el sistema nervioso somático, que conecta los sentidos con el cerebro y permite mover los músculos.

El cerebro es el centro de control del cuerpo, y la médula espinal es el centro de mensajes. Juntos, forman su sistema nervioso central.

El cerebro siempre está «hablando» con el resto del cuerpo. Los mensajes pasan por la médula espinal hasta los brazos, las piernas y todas las demás partes y órganos del cuerpo.

El cerebro es el lugar donde la persona piensa, siente, aprende y recuerda. El cerebro también está a cargo de la manera de hablar, caminar e incluso respirar. Están sucediendo muchas cosas en un espacio pequeño, por lo que crea pliegues y surcos para dar cabida a toda la información que tiene que contener.

Los nervios están formados de neuronas. Los nervios son los encargados de llevar mensajes hacia y desde el cerebro. El cuerpo tiene miles de millones de ellos. Algunos llevan información al cerebro sobre lo que está sucediendo con los ojos, oídos, nariz, lengua y piel. Otros llevan mensajes del cerebro a los músculos.

Los pensamientos en el cerebro inician como una carga eléctrica. Es como en las caricaturas, cuando un personaje tiene una idea, se enciende una bombilla. Esta carga eléctrica se llama impulso nervioso y activa químicos, llamados neurotransmisores, para enviar señales a otras neuronas y al cerebro.

El sistema nervioso autónomo se encarga también de la respuesta de lucha o escape. Por ejemplo, una persona está dando un paseo por un jardín, y se detiene por la aparición repentina de una serpiente. En este caso, el cerebro envía adrenalina a su torrente sanguíneo. Esto lo pone en alerta máxima y lo prepara para lo que pueda pasar después, ya se huir del lugar o defenderse de un ataque de la serpiente.

Esta situación también provoca reacciones de otras partes del cuerpo. El corazón late más rápido, empujando más sangre al corazón y otros órganos. La presión arterial aumenta también y las vías respiratorias se hacen más amplias para que pueda obtener más oxígeno en los pulmones.

Para controlar otras funciones, como las emociones, el cerebro produce neurotransmisores. La dopamina, por ejemplo, le habla al cerebro sobre el movimiento y la serotonina envía mensajes sobre su estado de ánimo.

Estos productos químicos se hallan donde una neurona se encuentra con otra, a este espacio se lo conoce como sinapsis. Las neuronas se conectan entre sí en más de 100 billones de lugares. Los científicos llaman a esta red compleja un «bosque de neuronas».

A pesar de ser tan poderoso, el sistema nervioso también es susceptible a varias enfermedades, por ejemplo, la enfermedad de Parkinson. Los signos incluyen temblores en las manos o los dedos, movimientos lentos, rigidez muscular, problemas de equilibrio y cambios en el habla.

Otra enfermedad, común entre las personas mayores de edad es la enfermedad de Alzheimer. Se da cuando se corta la comunicación entre neuronas. Las neuronas dejan de funcionar como deberían y eventualmente mueren.