Cuando padecemos una diarrea, nuestro organismo está corriendo un alto riesgo ya que perdemos líquidos de manera constante y, además, no podemos ingerir todo tipo de alimentos. Para mejorar nuestro estado, podemos tomar una serie de medidas que, sin ser muy complicadas, requieren de una especial atención para no dejarnos llevar por nuestros hábitos y costumbres. Veamos a continuación algunas de ellas.

Empieza el día con probióticos

Estas bacterias ayudan a equilibrar la flora de nuestro tracto digestivo. Vienen en alimentos fermentados como el yogur o el kéfir, ambas buenas opciones para muchas personas con intolerancia a la lactosa. Sin embargo, si no te puedes permitir absolutamente ningún lácteo, los probióticos vienen también en forma de suplemento.

Cambia los horarios de las comidas

Reposa después de comer. La actividad puede acelerar el ritmo en el que los alimentos se mueven a través de nuestro sistema y desencadenar un ataque de diarrea. Si tienes que trabajar, que sea trabajo de escritorio. Si no, lee un libro o ve la televisión durante unos 30 minutos. En cuanto a comer, hazlo en pequeñas cantidades pero con más frecuencia.

Hidrátate

Bebe entre comidas, no mientras comes ya que esto puede acelerar la digestión y empeorar la diarrea. En el caso de diarrea severa, el agua pura puede no resultar suficiente para nuestro organismo ya que con la diarrea perdemos electrolitos: minerales que necesitamos, como sodio y potasio. Por ello, y para evitar la fatiga y otros síntomas de deshidratación, recurre a bebidas deportivas con azúcar y sales o a líquidos o polvos solubles especiales para estos propósitos que puedes conseguir en farmacias.

Bebe con responsabilidad

Evita el café de las mañanas, la cola de media tarde y el traguito de antes de la cena ya que pueden empeorar el problema, si es que no lo han causado. Además, la cafeína y el alcohol también pueden producir deshidratación, así que recurre a té sin cafeína y a jugos, a ser posible a temperatura ambiente o fríos en lugar de calientes.

Cuidado con los FODMAP

Con las siglas FODMAP se engloban una amplia gama de alimentos que tienen carbohidratos fermentables, los cuales añaden más líquido a los intestinos. Entre ellos, podemos encontrar la leche y otros productos lácteos altos en lactosa, los jugos de frutas, las frutas secas y las manzanas y peras crudas. También son FODMAP las verduras crucíferas, como el brócoli y el repollo, así como las cebollas y muchas legumbres. Si es necesario limitar estos alimentos, tal vez sea conveniente recurrir a un dietista para encontrar la forma de cubrir los nutrientes clave que necesitas.

Los edulcorantes artificiales llamados alcoholes de azúcar (como el manitol, sorbitol y xilitol) que se encuentran en los dulces, la goma de mascar y algunos alimentos empacados, también son FODMAP. Pueden actuar como laxantes, empeorando la diarrea. Otros factores desencadenantes para algunas personas son los alimentos muy altos en grasa, desde carnes hasta golosinas, y cualquier cosa que frita.

Consume más fibra

A diferencia de la fibra insoluble de granos enteros, la fibra soluble absorbe el líquido y puede ayudar a formar heces más sólidas, reduciendo las visitas al baño. El psilio es una fuente de fibra que que se puede encontrar como suplemento. Las manzanas, peras y frutas cítricas tienen fibra de otro tipo, llamado pectina. Puesto que la fruta cruda puede ser difícil de digerir, mejor recurre a puré de manzana o peras enlatadas.

Ten cuidado con los suplementos

Una cápsula diaria de 500-800 miligramos de aceite de menta ayuda a algunas personas con diarrea y otros síntomas del síndrome del intestino irritable. Pero los que pueden ayudar a otras afecciones pueden empeorar la diarrea, incluyendo el polen de abeja, la cayena, la condroitina y la glucosamina. Los ácidos grasos omega-3, el aceite de linaza y dosis muy altas de vitamina C pueden incluso causarla. Así que cuidado con este tema y consulta a tu médico.

Aséate con cuidado

Usa toallitas húmedas para limpiarte tras de una deposición, pero mejor recurre a aquellas sin alcohol y que están hechas específicamente para el cuidado de la incontinencia. Son suaves pero muy buenas para la limpieza y el control de olores. Cuando estés en casa, enjuagate con agua corriente o usa un bidé si dispones de él. Evita usar el jabón y los productos perfumados. Deje que la piel se seque al aire o usa un ventilador o similar para refrescarla.

Protege tu piel

Usa un poco de crema protectora para prevenir la irritación en esta zona tan delicada. Procura que sea una con ingredientes como el óxido de zinc o la dimeticona. Existen también unas almohadillas especialmente diseñadas para problemas de incontinencia intestinal, por lo que puede ser útil que preguntes por ellas en la farmacia. Para evitar el rozamiento que puede causar la ropa, utiliza ropa interior de algodón, que deja respirar la piel, y opta por pantalones que no estén ajustados (nada de jeans) o faldas. Intenta cambiarte de ropa lo antes posible y procura enjuagar el sudor, ya que este puede irritar la piel.

Usa medicamentos con precaución

Recurre a medicamentos específicos para la diarrea sólo cuando sea necesario y exactamente como te lo indique el médico o farmacéutico. Si tienes una cita o un evento importante, tomarlo antes podrá ayudarte a evitar ir al baño a cada rato, pero en general procura no traspases el límite diario no sea que termines reemplazando la diarrea por el estreñimiento.