¿Cuánto tiempo durmiendo realmente necesitas?

Si bien es cierto que la cantidad de horas que una persona necesita dormir a diario puede variar, los expertos en el tema han formulado que si nuestra edad se encuentra entre los 18 y los 60 años, necesitamos dormir todos los días por lo menos 7 horas.

Que durmamos un poco menos algún día de manera ocasional no es que sea grave, pero sí lo es cuando lo hacemos de manera continua: dormir solo 6 horas cada noche durante dos semanas completas provoca en nuestro cuerpo el mismo efecto que no dormir durante dos noches seguidas.

Los beneficios de un sueño regular y de calidad son muchos, tantos como los perjuicios de las malas noches. Por ejemplo, mientras que dormir lo suficiente estimula nuestro sistema inmunológico y ayuda a que seamos menos propensos a enfermarnos y nos recuperemos más rápido si lo hacemos, la falta crónica de sueño hace lo contrario: deprime el sistema inmunológico y aumenta el riesgo de sufrir obesidad, diabetes, enfermedades cardiovasculares, apoplejía y depresión. De hecho, según un estudio realizado a lo largo de 16 años con enfermeras, se descubrió que las mujeres que dormían 5 horas o menos al día de manera habitual eran un 15% más propensas a padecer de obsesidad.

Esto ya de por sí es suficiente incentivo como para que nos preocupemos de cuidar la calidad de nuestro sueño. Pero si no te lo parece, revisemos a continuación otros efectos adicionales que tiene tanto dormir bien como dormir mal.

Memoria

Los recuerdos se consolidan en nuestra mente al soñar, durante lo que se denomina como sueño profundo. De ahí que un reposo lo suficientemente prolongado permite que pasemos por completo a través de esa etapas y, por lo tanto, mejora nuestra memoria.

Sin embargo, no dormir lo suficiente provoca que los recuerdos no se almacenen fácilmente y se vinculen entre sí en el cerebro. Esto ocasiona que nuestra capacidad de aprender cosas nuevas disminuya en un 40%.

Emociones

Cuando conseguimos descansar y dormir bien de manera regular, nuestro estado de ánimo y la sensación de bienestar general mejora.

La falta crónica de sueño nos hace estar estresados, irritables y de mal humor. Nos es más difícil controlar nuestras emociones y, además, es posible que nos deprimamos o que experimentemos ansiedad.

Atención y resolución de problemas

Nuestra capacidad para prestar atención, resolver problemas y ser creativos está directamente ligada a haber dormido bien. Esto se puede extender también a actividades como manejar un auto, ya que una buena noche nos permite permanecer alerta con más facilidad y reaccionar con más rapidez en la carretera.

Sin embargo, la falta de sueño aumenta la cantidad de errores que cometemos, nos hace más resistentes al cambio (lo cual afecta a nuestra creatividad), reduce la velocidad de ejecución de las tareas y puede ponernos en peligro si estamos manejando ya que nuestros reflejos y atención se ven ralentizados. De hecho, si manejamos con menos de 5 horas de sueño en nuestro haber somos tan propensos a chocarnos como si estuviéramos haciéndolo con una cantidad de alcohol encima que fuese superior al límite legal.

Sexo

Sí, el sexo también se ve afectado por la falta de sueño. Dormir bien puede aumentar nuestro apetito sexual y, por lo tanto, hace más probable que mantengamos relaciones. Según un estudio de The Journal of Sexual Medicine, cada hora extra que dormían los estudiantes universitarios participantes que estaban envueltos en una relación romántica se correspondía con un mayor deseo sexual, una mayor lubricación vaginal y un incremento del 14% en las probabilidades de mantener relaciones sexuales al día siguiente.

No haber pasado una buena noche hace que estemos cansados y malhumorados, lo que frena nuestra libido y la de nuestra pareja. Y eso sin contar los otros efectos que hemos mencionado antes que también inciden en nuestro deseo sexual: estrés, ansiedad, falta de atención, etc.

Cómo dormir bien

Existen varias recomendaciones a seguir a la hora de enfrentar problemas de sueño. Pero seguir estos cinco consejos pueden ayudarte a mejorar tus noches en el caso de que te cueste dormir:

  • Haz ejercicio regularmente. Mejor si es vigoroso.
  • Evita las comidas pesadas, el tabaco y el alcohol por la noche.
  • Establece un ritual relajante para irte a dormir.
  • Acuéstate y levántate siempre a la misma hora, incluso los fines de semana.
  • Mantén tu dormitorio fresco, con luz tenue y sin ruido.