La pérdida de cabello es un problema bastante común entre la población masculina: alrededor del 85% de los hombres la experimentan cuando están en los cincuentena y algunos empiezan a perderlo antes de que cumplan 21 años. Como ocurre en muchos temas relacionados con nuestro cuerpo, la alopecia (que es su término médico) está llena de mitos así que vamos a intentar dilucidar algunos por medio de conocer cuales son sus causas.

Empecemos por decir que la pérdida de cabello normalmente no es señal de un problema médico y no afecta a nuestra salud, pero tampoco es provocada por llevar gorra, por pasar mucho los dedos por el cabello o peinarse, cepillarse o aplicarle estilos, digámoslo así, peculiares.

Entonces, ¿qué la causa? Hay varios factores. Uno de ellos es el genético, así que echa una mirada a tu familia para saber las posibilidades de quedarte calvo. Otras causas pueden ser el uso de ciertos medicamentos, demasiada vitamina A o no ingerir suficientes proteínas.

También existe un vínculo claro entre fumar y la aceleración de la pérdida del cabello; es decir, que el cigarrillo lo empeora. Si no te estabas preocupando por la salud de tus pulmones, a lo mejor pensar como se verá afectado tu aspecto externo sirva para que de una vez por todas te animes a dejarlo.

También pasar por una enfermedad o el estrés pueden conducir a una súbita pérdida de cabello que se conoce como efluvio telógeno. Pero en estos casos, se trata de algo que a menudo es reversible, por lo que si te ocurre lo más probable es que el pelo vuelva a crecer en tu cabeza.

No puedes detenerla: como mucho, retrasarla

Ahora bien, dicho todo esto, es posible que te estés preguntando, tras mirar tu frondosa mata de cabello, si puedes hacer algo para evitar perderla. Y algo sí se puede hacer: retrasarla.

A pesar de que existen muchos productos y tratamientos «milagrosos», la mayoría no cumplen lo que prometen. Así que, ante la duda, siempre mejor recurrir a un médico o a un dermatólogo en busca de ayuda.

Entre los medicamentos que pueden retrasar la calvicie, está el Minoxidil, un tratamiento que se aplica en el cuero cabelludo y que está aprobado por la FDA, agencia del gobierno estadounidense que se encarga de regular, entre otras cosas, las medicinas. El Minoxidil reduce la pérdida de cabello y hasta consigue en algunos casos que se recupere. Pero en el momento que se deja de usar, se vuelve a perder.

Debido a que es la hormona DHT la responsable de que los folículos pilosos se contraigan, la Finasterida, una píldora que necesita de prescripción médica, ralentiza la generación de DHT. Para muchos expertos, funciona mejor que el Minoxidil, consiguiendo hacer crecer pelo nuevo. Pero también le pasa lo mismo: que se pierde cuando se deja de tomar. Además, es un medicamento que hay que evitar que las mujeres embarazadas lo tomen, pues puede causar defectos de nacimiento en los bebés.

Para cuando te llegue el momento, es posible que consideres realizarte un transplante de pelo. Como idea, no es mala, pero es bueno que sepas en qué consiste exactamente: un médico moverá cabello saludable de la parte posterior y lateral de tu cabeza a la parte superior. El proceso puede ser costoso, y puede que tenga que hacerlo unas cuantas veces antes de que funcione. Tras 2 meses, la mayor parte de lo que el doctor trasladó se caerá, pero las nuevas hebras volverán a crecer y tu pelo comenzará a parecer normal a los 6 meses.

¿La mejor solución? Resignarte y adaptarte. El pelo no hace al hombre. Más allá de tu pelazo, seguro que tienes mucho que ofrecer. Céntrate en ello. Y si necesitas un poco de inspiración, piensa en hombres que están calvos o que se afeitan la cabeza y que están rebosantes de confianza en sí mismos, como The Rock, Vin Diesel o Pitbull.