Los riñones son los órganos encargados de producir la orina, lo hacen a través de la filtración de los desechos de la sangre. Algunas veces, estas sales y minerales de la orina se juntan y forman los conocidos cálculos renales. Su tamaño puede variar entre un grano de azúcar hasta una pelota de ping pong. Cuando ocasionan bloqueos, pueden provocar un dolor intenso y este es mayor si se desprenden hacia los conductos de la vejiga, conocidos como uréteres.

Por lo general su formación se debe a cambios en el equilibrio normal del agua, sales y minerales presentes en la orina. De hecho, según el cambio que se presente, los cálculos renales pueden variar. ¿Y que ocasiona los cambios en la orina? Muchos factores que van desde condiciones médicas crónicas hasta el tipo de dieta que llevamos.

Son conocidos por el fuerte dolor que pueden llegar a ocasionar, es por esto que es importante reconocer sus síntomas. Entre los signos se encuentra: dolor intenso en la espalda, vejiga o ingle, dolor al orinar, además de hacerlo con más frecuencia, sangre en la orina, náuseas y vómito. Si los cálculos son de menor tamaño y pueden ser eliminadas sin ocasionar síntomas.

El problema con estos síntomas es que pueden ser confundidos con otras enfermedades más graves. Por ejemplo, si sientes un dolor repentino y muy fuerte en la zona de la espalda o del abdomen es mejor buscar asistencia médica inmediata, pues podría relacionarse a emergencias como apendicitis o embarazo ectópico. Si al contrario el síntoma en común es dolor al orinar, podría también tratarse de una infección a las vías urinarias o de una enfermedad de trasmisión sexual.

Además, los síntomas son claves para diagnosticar a los cálculos (muy rara vez son detectados antes de que estos comiencen). La mayoría de pacientes llegan a la sala de emergencias con un dolor muy fuerte donde se realizarán algunos exámenes como tomografías, rayos X, ultrasonidos o análisis de orina para encontrar la posible presencia de estas piedritas (o la causa del malestar).

Una vez detectado, el tamaño del cálculo marcará la diferencia. Si es pequeño, lo más probable es que recibas medicamentos para el dolor mientras el cuerpo lo elimina por sí solo. Mientras más pequeño sea, es más probable que sea eliminado por la orina.  Si este no es el caso, tu especialista puede sugerir tratamientos como terapia de ondas choque o una ureteroscopia para ayudar a tu cuerpo a pasar los cálculos renales.

Afortunadamente, existen algunos hábitos que puedes incluir en tu vida diaria a manera de prevención de cálculos. La primera causa de este malestar es no beber suficiente agua, de modo que la solución es simple. Procura siempre mantenerte hidratado y llevar una dieta equilibrada. No te excedas en sodio y alimentos ricos en oxalato (como el chocolate o el café) pues en algunas personas aumenta el riesgo de cálculos. Y por último cuida tu peso, ya que algunos estudios demuestran su relación con esta afección.

Pon en práctica estos consejos y acude de inmediato al doctor si sientes uno de estos malestares.