La privación del sueño está asociada con un gran número de enfermedades. Esta “ catastrófica epidemia de falta de sueño” causa daños biológicos al cuerpo, dice Matthew Walker, director del Centro Cientìfico del Sueño Humano de la Universidad de California, en Berkeley.

Las características de la vida moderna como las largas horas de viaje diario para trabajar, la falta de límites entre el trabajo y el tiempo para recrearse, las luces eléctricas, y mucho tiempo en frente de televisores y computadores contribuyen a la privación del sueño. Esta se define como dormir menos de siete horas cada noche.

La falta de sueño está relacionada con numerosas enfermedades, entre ellas están el cáncer, la diabetes, enfermedades del corazón, derrame cerebral, Alzheimer, obesidad y mala salud mental.

No hay un aspecto de nuestra biología que no se vea afectado por la privación del sueño”, dice Walker. “Cada rincón de nuestro cuerpo sufre una alteración. Aún así nadie está haciendo algo al respecto. Las cosas deben cambiar, en los lugares de trabajo, en nuestra comunidades, en nuestros hogares y familias”. A pesar de la amenaza que representa la privación del sueño, no está siendo tomada en serio por políticos y por los empleadores, agrega Walker.

Tener una mala noche de sueño es muy común hoy en día. Sin embargo, hay pequeños hábitos que pueden ser cambiados para dormir mejor la siguiente vez. Por ejemplo, no se debe aplazar la alarma por las mañana. Esos poco minutos extra no brindan descanso significativo, se necesita por lo menos una hora para que marque la diferencia. Al aplazar la alarma, lo único que se consigue es estresar innecesariamente al cuerpo al interrumpir el sueño constantemente y  disminuir el tiempo que se tiene para alistarse por las mañanas.

Una siesta de 20 minutos puede ayudar a aumentar la concentración y mejorar la motricidad. Una siesta de 90 minutos puede mejorar el pensamiento creativo. Sin embargo, una siesta que entre 20 y 90 minutos puede aumentar el cansancio. Poner una alarma es muy importante. Hay que tener en cuenta que una siesta, de cualquier duración, puede hacer que sea más difícil dormir por la noche, especialmente si ocurre por la tarde. Esto puede llevar a un círculo vicioso de falta de sueño y a un desajuste en la rutina del sueño.

Para dormir mejor, una gran hamburguesa con papas a las 11 de la noche puede que no sea la mejor opción. Es preferible comer una cena ligera algunas horas antes de irse a la cama. En caso de que la persona sienta hambre después de eso, puede comer un pequeño refrigerio. Las tostadas o el yogurt son una buena opción porque son fáciles de digerir.

Hay evitar fumar antes de irse a dormir. No solo es malo para salud, también impide conciliar el sueño. El tabaco, como la cafeína, es un estimulante, que activará al cuerpo y hará más difícil que la persona se pueda quedar dormida.

Por último, hay que dejar el celular a un lado. Recibir mucha luz después de que el sol se ha ocultado interfiere con nuestro reloj biológico, pero la “luz azul” que emiten dispositivos como la computadora, el celular o una tablet es especialmente mala. Es importante estar en calma antes de ir a dormir. La habitación debe estar oscura y en silencio para poder descansar.

Fuente: WebMD