Por lo que parece, es posible que la calidad de nuestro sentido del olfato esté relacionada a la salud de nuestro cerebro. Al menos, así lo sugieren cada vez más investigaciones al respecto. Y aunque todavía no sé sabe exactamente cómo y por qué existe este vínculo, se están haciendo valiosos progresos en averiguarlo.

Un estudio publicado recientemente ha desvelado que una prueba de olfato podría ayudar a predecir la probabilidad que tengamos de padecer demencia en el futuro. En él, participaron 2.900 adultos con edades de entre 57 y 85 años a los que se les hizo una evaluación para ver qué tan bien podían reconocer cinco olores diferentes: menta, pescado, naranja, rosa y cuero.

Cinco años más tarde, los investigadores dieron seguimiento de los participantes para averiguar si alguno de ellos había recibido un diagnóstico de demencia desde que hicieron la prueba. Así descubrieron que los que no pudieron identificar por lo menos cuatro de los cinco olores tenían el doble de probabilidades que otros de padecer demencia cinco años después.

Este estudio fue realizado por Jayant Pinto, MD, otorrinolaringólogo y cirujano de cabeza y cuello de la Universidad de Medicina de Chicago, y no es el único que relaciona una disminución en la función olfativa con daños en otras partes del cerebro. De hecho, ocurre con muchas afecciones, conocidas como enfermedades neurodegenerativas, en las cuales la salud cerebral disminuye con el tiempo. La obesidad, que puede aumentar las probabilidades de tener la enfermedad de Alzheimer y Parkinson, también puede reducir el sentido del olfato. Los estudios muestran que el ejercicio reduce las probabilidades de perder este sentido.

Una nueva herramienta de detección temprana

cerebro

Las células de la nariz transmiten información directamente al cerebro. Las neuronas capturan olores y envían señales al centro del olfato en la base del cerebro, conocido como bulbo olfativo. Luego, las señales van a diferentes áreas del cerebro, algunas de las cuales están relacionadas con el pensamiento y la memoria.

Las células olfativas pueden regenerarse, incluso en la vejez, reparando constantemente el sentido del olfato. Y es precisamente gracias a esto que la pérdida de olfato puede indicar problemas en el cerebro: que ese proceso regenerativo se agote al envejecer podría ser una señal de que las células cerebrales no pueden regenerarse, según explica Pinto. De esa forma, se podría estar detectando cuál es el problema real que se encuentra en el cuerpo de un paciente.

Sin embargo, aunque una prueba de olfato puede indicar a los médicos que algo serio podría estar sucediendo dentro de nosotros, no es una herramienta que permita realizar un diagnóstico. A pesar de que hace muy buen trabajo al identificar el tipo de pérdida del olfato que puede llevar a enfermedades cerebrales, los resultados que se obtienen no señalan la enfermedad que padece la persona afectada. Sin embargo, sirven para trazar un rumbo en las investigaciones relacionadas, por ejemplo, con el Alzheimer.

A esto hay que añadirle que las pruebas olfativas podrían jugar un importante papel de cara a la detección temprana de enfermedades cerebrales. Al transcurrir entre cinco y diez años entre la pérdida del olfato y los posibles signos evidentes de demencia, se podrían realizar cambios de estilo de vida que podrían ser determinantes para demorar o hasta impedir la aparición de la enfermedad, además de ayudar a la familia a prepararse de cara al futuro.

Para terminar, no está de más señalar que si ahora mismo empiezas a preocuparte de sufrir demencia porque tu olfato ya no es el de antes, mejor tranquilízate. Según explica Richard Doty, PhD, director del Centro de Olor y Sabor de la Facultad de medicina Perelman de la Universidad de Pennsylvania, no todas las personas que pierden el sentido del olfato la desarrollan. Y añade que «a medida que pasamos por la vida, la capacidad olfativa disminuye. Entre las edades de 65 y 80 años, la mitad de la población tiene pérdida del olfato. Después de los 85, tres cuartos de la población».

Además, como señala el autor del estudio con el que comenzamos este artículo, aunque pienses que estás perdiendo el sentido del olfato, probablemente eso no esté ocurriendo: «El sentido del olfato autoperceptible no se correlaciona bien con el sentido objetivo del olfato».