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Reprender a un niño con golpes, nalgadas o cachetadas, puede tener consecuencias inintencionadas a futuro, en especial cuando él o ella tengan una relación adulta romántica, años después. Un nuevo estudio encontró que los niños que habían recibido nalgadas de en su infancia, tendían a tener mayor probabilidad de ser violentos con sus parejas.

«Si bien no podemos decir que las nalgadas causan violencia posterior, se entiende que un niño aprende que el castigo físico es una forma de resolver un conflicto, y puede llevarlo a conflictos con parejas íntimas posteriores», dijo el autor principal del estudio Jeff Temple,  profesor del área Médica de la Universidad de Texas en Galveston.

En el estudio, el grupo de investigadores entrevistó a 700 participantes en el sureste de Texas, tanto en su adolescencia como a principios de los 20 años. Alrededor del 19% dijo que había cometido algún tipo de acto violento contra sus parejas, de ellos el 69% refirió haber sido castigado físicamente durante la infancia.

Después del análisis se identificó una asociación significativa entre el castigo corporal durante la infancia y la violencia hacia potenciales parejas en la edad adulta. Específicamente, las personas que recibieron una nalgada o golpe cuando eran niños tenían un 29% más de riesgo de perpetrar violencia contra sus parejas.

Este hallazgo se mantuvo incluso después de que los investigadores tomarán en cuenta la edad, el género, la educación de los padres y el historial de abuso físico infantil.

«Mientras que los padres pueden pensar que esta forma de castigo físico es una buena lección, una investigación sustancial indica que hace mucho más daño que bien«, dijo Temple en un comunicado de prensa. «El estudio actual se suma a otros estudios, al mostrar que ser castigado físicamente como niño, está relacionado con perpetrar violencia en el noviazgo como adolescente y adulto joven».

«El sentido común y la investigación científica nos dicen que los niños aprenden de sus padres», explicó Temple. «Los padres son el primer ejemplo que un niño observa en cuanto a relaciones de pareja, así como de resolución de conflictos. El castigo corporal comunica a los niños que la violencia es un medio aceptable para cambiar el comportamiento«.

Se estima que alrededor del 80% de los niños en todo el mundo están sujetos a cierto tipo de castigo físico, dijeron los autores del estudio. Además, investigaciones anteriores encontraron asociaciones entre el castigo corporal y problemas tales como la agresión infantil y los trastornos de salud mental.

Por ejemplo, un estudio reciente de más de 8,300 adultos californianos descubrió que una historia de golpes en la infancia estaba relacionada con un aumento del 37% en el riesgo de suicidio en la adultez y un 33% más de probabilidades de abuso de drogas.

Aún así, las zurras continúan en muchos hogares, Señaló Temple. «Aunque la creciente evidencia muestra los muchos efectos perjudiciales del castigo corporal, muchos padres, gran parte del público en general e incluso algunas escuelas continúan pensando que este es un medio aceptable para reprender la mala conducta», dijo.