El zinc es un mineral que nuestras sus células necesitan para combatir las bacterias y los virus. También sirve para que el material genético, el ADN, le diga a nuestro cuerpo cómo debe funcionar para hacerlo de la manera correcta. Ayuda a curar heridas, contribuye a los sentidos del olfato y el gusto, y es importante para los niños a medida que crecen.

Dependiendo de su edad y sexo, un niño necesita de 2 a 11 miligramos diarios. Sin embargo, lo mejor es preguntarle al pediatra cuál es la cantidad más adecuada. En cuanto a adultos, un hombre necesita 11 miligramos al día y una mujer, 8. Pero si está embarazada o dando de lactar, necesitará más: en torno a 12 miligramos diarios.

No obtener suficiente zinc puede causar diversos efectos. En el caso de los niños, la deficiencia de zinc puede hacer que crezcan más despacio y que, ya de adolescentes, se retrase la pubertad. En el caso de los adultos, puede acarrear pérdida de cabello, diarrea, llagas en ojos y piel y pérdida de apetito. En el caso de los hombres, incluso puede afectar a su deseo sexual. Pero ante síntomas de este tipo, antes de lanzarse a tomar un suplemento, mejor consultar con un médico, pues estos problemas también pueden tener causas diferentes a estar bajo de zinc.

Sin embargo, hay que señalar que la mayoría de la gente obtiene el zinc necesario por medio de una dieta común (especialmente si consume carne) y solo es necesario el uso de suplementos en casos especiales. Aquellas personas que no comen carne o productos de origen animal suelen tener más dificultades para obtener el suficiente zinc a partir de los alimentos que consumen, por lo que sería bueno que consulten con su médico. También hay algunas cosas que pueden dificultar que nuestro cuerpo haga uso efectivo de este mineral, como cirugías estomacales, abuso de alcohol y enfermedades digestivas como la colitis ulcerosa o la enfermedad de Crohn.

Beneficios adicionales

Más allá de las necesarias funciones que cumple el zinc en nuestro cuerpo, se tienen indicios de que el mineral podría aportar algo más en algunas situaciones extraordinarias.

Algunos estudios sugieren que si tomamos pastillas o jarabe de zinc dentro de las primeras 24 horas de un resfriado, los síntomas no serán tan malos o no durarán tanto tiempo. Pero esto no termina de estar claro y todavía es necesario realizar más investigaciones para corroborar si realmente funciona y qué dosis habría que tomar.

Por otra parte, es posible que ayude a prevenir la degeneración macular relacionada con la edad o AMD por sus siglas en inglés, una enfermedad ocular que causa pérdida de visión con el tiempo. Un estudio que se realizó con un gran número de personas con riesgo elevado de padecerla demostró que tomar un multivitamínico diario con zinc, junto con las vitaminas A y C (betacaroteno y cobre), puede ayudar a evitarla. Ahora bien, otros estudios similares no han obtenido los mismo resultados, por lo que siempre resultará conveniente consultar con el médico para ver si sería bueno recurrir a las vitaminas en el caso de que se corra el riesgo de sufrir AMD.

Algunos perjuicios del exceso de zinc

Si nuestra dieta es rica en carne, lo más posible es que no sea necesario recurrir a un suplemento para obtener el zinc que necesitamos. Antes de hacer nada, hay que preguntarle a nuestro médico para ver si es seguro hacerlo. Porque demasiado zinc también trae sus problemas.

Por ejemplo, puede causar diarrea, calambres estomacales, dolor de cabeza y náuseas. Elevados niveles de zinc durante demasiado tiempo pueden derivar en niveles más bajos de cobre (que es otro nutriente esencial), en un sistema inmunológico más débil y en menos colesterol HDL, o colesterol «bueno». A menos que el médico indique lo contrario, no se debe ingerir más de 40 miligramos al día.

Además, en conjunto con otros medicamentos, los suplementos de zinc pueden causar efectos no deseados. Por ejemplo, pueden debilitar los efectos de los antibióticos y pueden dificultar a nuestro cuerpo la absorción de algunos medicamentos como la penicilamina, un fármaco para la artritis.

Fuente: WebMD