Hay una enfermedad (muchas veces invisible) que afecta a millones de personas en el mundo casi sin que lo noten. Estamos hablando del Lupus, una afección autoinmune, donde el sistema inmunológico ataca a los tejidos saludables, causando inflamación, dolor y daños permanentes.

La causa concreta del lupus es desconocida. Varios estudios sugieren que se trata de una combinación de factores genéticos, hormonales, ambientales y del sistema inmunológico. Por ejemplo, el estrés emocional o la sobreexposición al sol pueden provocar o desencadenar la enfermedad. Las personas más afectadas son personas africanas, asiáticas e hispanas, y el 90% de los casos registrados son mujeres.

Cada caso es único, pero algunos síntomas son recurrentes. Por lo general, las personas que sufren de esta condición tendrán dolores e inflamaciones en las articulaciones. La fatiga crónica, fiebre, falta de aliento, dolores de cabeza, pérdida de cabello y sensibilidad a la luz solar también es típico.

Otros síntomas incluyen erupciones faciales, similares al acné, en forma de mariposa (frente, mejillas y nariz). Uno de los más frustrantes es la confusión frecuente y pérdida de memoria, algo que sufre 1 de cada 5 personas con lupus.

Los tratamientos típicos para el lupus incluyen un inmunosupresor para retardar el ataque del cuerpo a sí mismo; la prednisona y otros tipos de corticosteroides para reducir la inflamación; y el ibuprofeno para tratar la fiebre y la hinchazón.

Para evitar las posibles apariciones de esta enfermedad, los expertos sugieren llevar un estilo de vida saludable: dieta equilibrada, dormir lo suficiente, hacer ejercicio, no fumar y evitar el estrés (o aprender a manejarlo). Protegerse del sol también es clave. Si no, es importante aprender a reconocer los síntomas pronto y consultarlos inmediatamente con tu médico.