El consumo moderado de vino podría reducir hasta un 30% el riesgo de un ataque cardíaco, en comparación a los no bebedores. Y por consumo moderado hablamos de una bebida de 5 onzas diarias para las mujeres y hasta dos para los hombres. Sus beneficios también incluyen una reducción entre el 30% y 40% del riesgo de tener diabetes tipo 2. Una excelente noticia para los bebedores.

Sin embargo, a la hora de beber vino y alcohol en general, la moderación es clave. El consumo excesivo puede aumentar el riesgo de enfermedades cardíacas, hepáticas y ciertos tipos de cáncer. Y también es importante un patrón ordenado, es decir, no es lo mismo beber una copa diaria o cada dos días, que una botella el fin de semana.

También es importante escoger sabiamente el vino de preferencia. Por años, el vino tinto ha sido elogiado por sus propiedades antioxidantes que ayudan a las arterias a ser más flexibles y a largo plazo a reducir la presión arterial. Esto, según algunos estudios, se debe a su contenido en un producto químico vegetal presente en las uvas rojas y moradas llamado resveratrol. Es importante saber que otros estudios no creen que este químico sea tan prometedor, pero tampoco lo consideran como un efecto negativo (con consumo moderado).

Otro bonus del vino es su cantidad calórica. Si estás tratando de bajar algunas libras, el vino podría ser tu bebida de preferencia. En general una copa tiene menos calorías que un vaso de cerveza y sus calorías vienen casi exclusivamente del alcohol, a diferencia de otras bebidas. En todo caso, algunos vinos tienen azúcar añadida, como el vino de postre, y es mejor evitarlos si quieres reducir la cintura.

En términos generales, el vino puede ser disfrutado con moderación. Si gustas de esta bebida y no tienes condiciones como historial de alto riesgo de cáncer de mama, puedes consumirlo ocasionalmente o una copa diaria sin mayor preocupación. Pero recuerda que el el consumo excesivo aumenta el riesgo de cáncer y de otras enfermedades, por lo que es importante ser equilibrado.