¿Qué es?

El asma es una enfermedad del sistema respiratorio que se caracteriza por la inflamación crónica de la vía aérea. Se manifiesta con ataques recurrentes de dificultad respiratoria, opresión en el pecho, tos y sibilancias (sonido silbante y chillón durante la respiración), que ocurren cuando el aire se mueve a través de conductos respiratorios estrechos.

Dichos ataques varían en severidad y frecuencia de una persona a otra. Los síntomas pueden sobrevenir varias veces al día o a la semana, y en algunas personas se agravan durante la actividad física o por la noche.

Durante un ataque de asma, el revestimiento de los bronquios (conductos que llevan el aire hasta los pulmones) se inflama, lo que provoca un estrechamiento de las vías respiratorias y una disminución del flujo de aire que entra y sale de los pulmones.

¿Cuál es su causa?

El origen de la enfermedad y las causas principales no están completamente entendidas. Aunque es la presencia de inflamación junto con la secreción de moco la que contribuye tanto con la obstrucción como con el aumento de reactividad pulmonar.

Los principales factores de riesgo son la combinación de una predisposición genética con la exposición ambiental a sustancias y partículas inhaladas que pueden provocar reacciones alérgicas o irritar las vías respiratorias.

Los factores de riesgo ambientales pueden ser:

  • Aire de pobre calidad, producido por contaminación automovilística o niveles elevados de ozono.
  • Alérgenos presentes dentro de las casas, como ácaros del polvo doméstico que se encuentran en las ropas de cama, las alfombras y los muebles.
  • Caspa de los animales domésticos.
  • Humo de cigarrillo.
  • Infecciones respiratorias virales a una edad temprana.
  • Alérgenos que se encuentran fuera de casa, como los pólenes o los mohos.
  • Irritantes químicos en el lugar de trabajo.
  • Aire frío.
  • Ejercicio físico.
  • Estrés psicológico.
  • Algunos medicamentos (depende de cada persona).

Diferentes desencadenantes actuarán en conjunto para que exista una reacción inflamatoria que provoca el cuadro respiratorio con obstrucción bronquial.

Síntomas

La mayor parte de pacientes que sufren ataques asmáticos, presentan periodos libres de crisis. Ya que se desencadena un ataque, éste puede durar de minutos a días, y puede pasar desapercibidos o incluso poner en riesgo la vida del paciente.

Los síntomas del asma incluyen:

  • Tos con o sin producción de flema
  • Retracción o tiraje de la piel entre las costillas al respirar (tiraje intercostal)
  • Dificultad para respirar que empeora con el ejercicio o la actividad rutinaria
  • Sibilancias

Los síntomas que requieren  atención médica urgente incluyen:

  • Labios y cara de color azulado (cianosis)
  • Disminución del nivel de conciencia, manifestado con somnolencia intensa o confusión, durante un ataque de asma
  • Dificultad respiratoria extrema
  • Pulso rápido (taquicardia)
  • Ansiedad intensa debido a la dificultad para respirar
  • Sudoración

Otros síntomas que pueden presentarse son:

  • Patrón de respiración anormal — en el cual la exhalación se demora más del doble que la inspiración
  • Cese transitorio de la respiración (paro respiratorio transitorio)
  • Dolor en el pecho
  • Opresión en el pecho

Recomendaciones

Aunque no existe un tratamiento curativo para el asma, existen diversos esquemas terapéuticos mediante los cuales se puede controlar su sintomatología y frecuencia, gracias a éstos los pacientes pueden disfrutar de una buena calidad de vida.Existe tratamiento farmacológico para los cuadros agudos, para evitar los cuadros repetitivos, así como para largo plazo, todos deben ser valorados y prescritos por un médico especialista, quien realizará diversos estudios para realizar el diagnóstico y determinar el mejor tratamiento.

También es importante que con apoyo médico, cada paciente asmático aprenda qué desencadenantes debe evitar.

Los síntomas se pueden reducir tomando las siguientes medidas:

  • Cobertores en cama «a prueba de alergia» para reducir la exposición a los ácaros del polvo.
  • Retirar los tapetes de las alcobas y aspirar regularmente.
  • Usar solo detergentes y materiales de limpieza sin fragancia en el hogar.
  • Mantener los niveles de humedad bajos para reducir la proliferación de organismos como el moho.
  • Mantener la casa limpia y conservar los alimentos en recipientes y fuera de los dormitorios. Esto ayuda a reducir la probabilidad de cucarachas. Las partes del cuerpo de las cucarachas, así como sus deposiciones pueden desencadenar ataques de asma en algunas personas.
  • Si una persona es alérgica a un animal que no se puede sacar de la casa, este debe mantenerse fuera de la alcoba.
  • Eliminar la exposición al humo del tabaco. Esta es la medida más importante que una familia puede tomar para ayudar a alguien que tenga asma. Fumar fuera de la casa no es suficiente. Los miembros de la familia y los visitantes que fuman afuera transportan residuos del humo del tabaco hacia adentro en sus ropas y cabello.
  • Evitar la contaminación atmosférica, el polvo industrial y otros vapores irritantes tanto como sea posible.

Expectativas a futuro

Con el tratamiento adecuado y el cumplimiento de las recomendaciones terapéuticas, los pacientes con asma pueden mantener una vida productiva.

Ocasionalmente, la enfermedad desaparece espontáneamente, aunque en sus formas más graves, puede progresar en el tiempo hasta eventualmente causar enfisema (acumulación patológica de aire en los pulmones). Las infecciones bacterianas también pueden complicar el asma pueden conllevar a bronquitis crónica o incluso neumonía.

En algunos casos menos frecuentes, especialmente en pacientes adultos, sin tratamiento el asma no controlada puede producir insuficiencia cardíaca.

En caso de identificar cualquier factor de riesgo mencionado es conveniente que un especialista valore al paciente, antes de que se automedique, para poder determinar el mejor manejo, de acuerdo a su condición inicial.