2 minutos al día pueden hacer una gran diferencia. Antes de salir de casa, deberías recordar usar bloqueador solar. El precio de no hacerlo va mucho más lejos de tener un poco de ardor por la quemadura. Descuidando este importante hábito exponemos a la piel a daños de sus proteínas estructurales y al ADN. Saluda a las arrugas, manchas e incluso a condiciones más preocupantes como el cáncer.

Los daños de los rayos UV son permanentes, pero la buena noticia es que los signos visibles del envejecimiento y el riesgo de cáncer de piel puede ser minimizado disminuyendo la exposición a la radiación UV y con el uso constante del protector solar. Aquí te explicamos cómo funcionan.

Estas cremas usan filtros UV, que son moléculas que reducen la cantidad de rayos UV que atraviesa la superficie de la piel. Es decir, funcionan como una barrera que absorbe antes de ser absorbidos por nuestro propio cuerpo afectando al colágeno y nuestro ADN.

Los protectores están regulados por un estricto sistema de etiquetado donde podemos observar el factor de protección solar (FPS), el número que lo acompaña. Para esto es importante que conozcas tu cuerpo y sepas cuánto tiempo te toma quemarte, algunas personas reciben los efectos del sol en 10 minutos mientras otras pueden pasar horas sin tenerlos. El FPS actúa así, si una persona tarda 10 minutos en quemarse y usa protección solar de 15, entonces su protección será de 10×15, es decir 150 minutos.

Por eso es importante saber aplicar correctamente el protector y no hacerlo solo una vez al día, sobre todo si eres una persona que está expuesta constantemente al sol. También es importante notar que algunas ciudades por estar más elevadas tienen un sol más duro y esto también debe ser tomado en consideración.

Evita sobre exponerte al sol y toma las medidas necesarias, como cubrir tu rostro con un sombrero y un par de gafas. Tu piel te lo agradecerá en algunos años.