La anestesia epidural es conocida como el método de control del dolor en una mujer en labor de parto, pero ha sido acusada, falsamente, por décadas de entorpecer el progreso del parto e incluso retrasar el nacimiento. Nuevas investigaciones retan a esta creencia, sugiriendo que la anestesia epidural no tiene ningún efecto en la duración de la labor, o en la forma en la que nacen los bebés.

“Encontramos que cambiando la anestesia epidural con un placebo a base de solución salina, no mostró ninguna diferencia en la duración de la 2da etapa de la labor” dijo el Dr. Philip Hess, director de anestesiología obstétrica en el Centro Médico de Boston Diaconisa Beth Israel y líder de la investigación.

Por su parte, la Dra. Jennifer Wu, ginecóloga obstetra del Hospital Lenox Hill en Nueva York, quien revisó los resultados del estudio, comenta que “existen importantes aspectos en este estudio”, mencionó además que el uso de “bajas dosis de epidural versus placebo, durante la etapa de pujo en la labor no aumentó la duración de pujar” ni tampoco la necesidad de una cesárea.

Como explican los autores del estudio, la anestesia epidural incluye una combinación de analgésicos potentes y anestésicos administrados por medio de un pequeño tubo, localizado por medio de una punción, cerca de los nervios de la médula espinal.

Por algún motivo, desde su introducción en los años 70, la epidural ha sido considerada como un factor que enlentece el trabajo de parto, una vez que el cuello uterino está completamente dilatado, etapa conocida como la 2da etapa de la labor. Cuando dicha etapa se prolonga y el nacimiento se retrasa, el riesgo de complicaciones aumenta. Como resultado de esta creencia, muchos médicos para o reducen la epidural, con la intención de acelerar el parto.

Pero, ¿realmente la epidural prolonga el parto? la Dra. Wu dice que algunas veces eso pueden percibir las pacientes, sin que sea una realidad.

En el nuevo estudio, el grupo de investigadores comparó los efectos de una dosis baja de epidural con un placebo, ambos administrados por medio de un catéter. El estudio incluyó a 400 mujeres sanas que daban a luz a su primer bebé. Todas recibieron epidural durante la primera etapa de la labor. Pero en cuanto llegaban a la 2da etapa, recibían epidural o solución salina al azar.

Es estudio fue un doble ciego, lo que quiere decir que ni las pacientes ni los médicos sabían qué pacientes habían recibido la medicación o el placebo. Sin embargo, pacientes que se quejaban de dolor extremo recibieron medicamento si su médico lo solicitaba. Los médicos también fueron libres de parar el control del dolor en cualquier momento.

Durante el estudio, los investigadores mantuvieron un registro de la duración de la labor, así como del bienestar de los bebés, tomando en cuenta su peso y nivel de oxigenación al nacer. También tomaron en cuenta y compararon los reportes maternos del dolor experimentado y satisfacción en cuanto al manejo de dolor.

Los resultados del estudio mostraron que no existe un efecto de la epidural en la duración de la 2da etapa de la labor. La anestesia tampoco tuvo ningún impacto en la tasa de partos vaginales, el número de episiotomías (corte quirúrgico que se realiza para ayudar en el alumbramiento), la posición del bebé en el nacimiento, o cualquier medida de bienestar del bebé durante el parto.

La duración y resultados del parto fueron similares en ambos grupos de mujeres. La segunda etapa de la labor duró alrededor de 52 minutos en mujeres que recibieron medicación, comparado con 51 minutos que duró la labor de parto en mujeres que recibieron solución salina.

Alegando una progresión lenta de la labor, los médicos pidieron parar la epidural en 38 pacientes. Curiosamente, esto ocurrió tanto en mujeres con medicación como placebo, en la misma proporción.

Por otro lado, «el doble de mujeres que recibieron el placebo informaron una menor satisfacción con su alivio del dolor, en comparación con aquellas que recibieron la epidural», dijo Hess.

El Dr. Mitchell Kramer, jefe de ginecología y obstetricia en el Hospital Huntington en Nueva York, dice que los resultados son similares a otros reportados previamente. Pero también comenta que es difícil encontrar el balance entre aliviar el dolor con la necesidad de evitar el entumecimiento de la cintura para abajo durante la labor.

“Si existe un significativo bloqueo del dolor, por el cual la paciente no puede sentir las contracciones en absoluto ni mover las piernas para ayudar en el proceso de pujar, esto pudiera ser un problema en esta etapa”, explica Kramer. “Frecuentemente, la cantidad de anestésico puede ser disminuido, para permitir alguna sensación y/o movimiento para ayudar en la labor”, añadió.

De acuerdo con Kramer, el estudio permite demostrar que la anestesia epidural es altamente beneficiosa, entonces “podemos asegurar a nuestras pacientes que puede seguir utilizándose para mantener a la paciente cómoda y sin ponerla en riesgo o prolongar la labor”.

Fuente: WebMD