El apéndice es un pequeño órgano del tamaño de un dedo aproximadamente que se encuentra en el punto de unión entre el intestino delgado y grueso. Los doctores no saben con seguridad para qué funciona y por muchos años se creyó que no tenía ningún propósito. Hoy en día, algunos investigadores creen que podría almacenar bacterias buenas y ayudar al sistema inmunológico de alguna manera.

Este órgano es conocido por la famosa apendicitis, nuevamente, no tenemos una idea clara de por qué sucede, solo sabemos identificarla. Primero, las personas entre 10 y 30 años tienen mayor riesgo de sufrir de apendicitis, aunque realmente podrías tenerla a cualquier edad.

Si sientes hinchazón y dolor agudo que se mueve desde tu ombligo hacia el lado derecho de tu abdomen, podría ser que tu apéndice está por estallar. De todos modos, algunas personas no sienten ese malestar primero y manifiestan otros signos como vómitos, diarrea, estreñimiento y fiebre. Si se presentan estos síntomas y crees que pueda ser apendicitis, llama al médico de urgencia pues la infección podría diseminarse si llega a estallar.

Durante su diagnosis, lo más probable es que tu doctor te recete antibióticos y recomiende extirpar el órgano. Si esto sucede, no te preocupes, no sentirás ninguna diferencia y no hace falta hacer cambios en la rutina. Sólo necesitarás unos días para  recuperarte de la cirugía en el hospital y luego unos pocos de reposo en casa.

Si te preguntas cuál es la mejor manera de evitar sufrir de apendicitis, tenemos malas noticias. La apendicitis no se puede evitar. Algunas personas aseguran que está relacionada con el consumo excesivo de alcohol, y si bien beber en exceso no es recomendable, no afecta realmente tu apéndice. Hay quienes aseguran que una dieta alta en fibra puede ayudar, tampoco hay evidencia sólida, pero una dieta rica en fibra si es recomendable y ayudará a tu metabolismo.

Por último, tampoco es una enfermedad genética así que si tus dos padres la tuvieron, no quiere decir que tu la tendrás también. Lo más importante es prestar atención a los síntomas, sobre todo si tienes entre 10 y 30 años.