Los pulmones son los órganos encargados de la respiración, transfieren el oxígeno que obtenemos del aire hacia el torrente sanguíneo y eliminan el dióxido de carbono. Existen algunas enfermedades comunes que los pueden afectar, pero antes de empezar te damos una pista: el tabaco puede ser su peor enemigo.
En primer lugar, lo que más afecta a los pulmones y sistema respiratorio en general son las gripes o resfríos. Estas afecciones se caracterizan por secreción nasal, estornudos y a veces fiebre. Afecta también nuestra capacidad de olfatear y respirar con normalidad, si los síntomas empeoran en un lapso de 5 días es importante consultar con un médico.
Lo que nos lleva al siguiente punto, una gripe mal tratada podría ser el detonante de una bronquitis o neumonía (dependiendo de la causa). En el caso de la bronquitis, se refiere a la inflamación de los conductos bronquiales (los tubos que transportan el aire desde y hacia los pulmones) por una gripe o irritantes como el polen o el humo del cigarrillo. Se caracteriza por una flema espesa, pero si notas que tiene sangre o persiste por largos períodos de tiempo, es mejor visitar a un especialista.
Si se trata de neumonía estamos hablando de un virus, bacteria u hongo que afecta a los alveolos (el lugar donde se da el intercambio gaseoso de los pulmones). Los síntomas de esta enfermedad consisten de fiebre, dificultad para respirar y tos con flema espesa. Si la situación es más grave va acompañada de dolor en el pecho y fiebres más elevadas. En caso de ocasionar un edema pulmonar la situación se vuelve más grave, no dejes que los síntomas empeoren sin haber consultado con tu doctor.
Una enfermedad muy conocida por afectar a los pulmones es el asma. Sucede cuando las vías respiratorias se estrechan e hinchan, dificultando así la respiración y ocasionando sibilancias, opresión en el pecho y tos. Muchas veces se trata de una respuesta alérgica a factores externos como el polen, el polvo o el humo del cigarrillo, pero también puede ser desencadenado por factores como el ejercicio, aire frío, gripe o incluso el estrés. Si sufres de ataques de asma con regularidad te aconsejamos tener un inhalador siempre a la mano y tomar en cuenta las recomendaciones de tu médico de cómo evitarlos.
Existe también una afección conocida como enfermedad de obstrucción pulmonar crónica o COPD por sus siglas en inglés. En realidad, se trata de un grupo de enfermedades (bronquitis crónica, enfisema y ocasionalmente asma) que dañan los alvéolos pequeños en los pulmones. Esto complica la respiración y ocasiona una fuerte tos con flema. La causa más común de esta enfermedad es el tabaco, de modo que dejar de hacerlo y adquirir un estilo de vida saludable es la principal recomendación.
Si lo que sientes es problemas para respirar, mareos, dolor de pecho, hinchazón de piernas, el corazón acelerado y un color azul en los labios, podría tratarse de hipertensión pulmonar. Consiste en un tipo de presión arterial que afecta a los vasos sanguíneos de los pulmones y al lado derecho del corazón. Al principio, los síntomas pueden tardar meses e incluso años en manifestarse. Si los notas, consulta con tu médico.
Y por último, el cáncer pulmonar. Usualmente este cáncer va de la mano del tabaco, pero no solamente los fumadores lo padecen. Los primeros síntomas en manifestarse son una molesta tos que no mejora y podría producir sangre, dolor de pecho, sibilancias y dificultad para respirar. Sin embargo estos síntomas podrían apuntar hacia otras enfermedades. Consulta con tu médico si notas estos signos, especialmente si tu o una persona cercana fuma.
Para mantener los pulmones sanos el primer consejo es no fumar, pero también te recomendamos respirar profunda y lentamente, cuidar tu postura al caminar y estar sentado, mantenerte hidratado y llevar un estilo de vida activo.
