La preocupación por el incremento en la ingesta de azúcar es algo que ha ido creciendo en los últimos tiempos. Y no tanto porque ahora se consuman más dulces sino por cómo han crecido el número de los alimentos que lo incluyen.

Las principales fuentes de azúcar son, efectivamente, los dulces; y también los productos horneados, los lácteos endulzados y las bebidas azucaradas. Pero también otros productos como la salsa de tomate y las barras de proteínas pueden tener azúcar, lo cual hace que sea más que fácil que, sin darnos cuenta, estemos sobrepasando las 6 cucharadas para mujeres y 9 para los hombres que están recomendadas (donde no se incluye el azúcar que está presente de manera natural en alimentos como frutas y leche).

Para terminar de complicar la cosa, uno puede pensar que basta con identificar que productos tienen azúcar para racionarlos en nuestra dieta, pero eso no es tan sencillo: los azúcares añadidos a los alimentos aparecen enumerados con diferentes nombres como jarabe de maíz, néctar de agave, azúcar de palma, jugo de caña o sacarosa.

Así que a continuación, para que consideres tomar medidas un poco más estrictas al respecto del consumo de azúcar, vamos a dar un repaso por los efectos negativos que puede causar en nuestro cuerpo, yendo desde lo más alto hasta lo más bajo.

En tu cerebro

Comer azúcar proporciona al cerebro una oleada de dopamina, que es un químico encargado de hacernos sentirnos bien. Esto explica por qué es más probable que nos apetezca más una barra de chocolate a las tres de la tarde que una manzana o una zanahoria, ya que las frutas y verduras no provocan que el cerebro libere tanta dopamina como el azúcar procesado. Y claro, luego resulta más difícil cambiar de uno a otro porque nuestra cabeza nos está pidiendo más y más azúcar para liberar más y más dopamina.

En tu humor

Un caramelo o una galleta de vez en cuando puede proporcionarnos una rápida recarga de energía al elevar los niveles de azúcar en la sangre. Pero cuando estos niveles caen, ya que las células absorben el azúcar, puede ser que nos sintamos nerviosos y ansiosos. Existen estudios que han relacionado el alto consumo de azúcar con un mayor riesgo de depresión en adultos.

En tus dientes

Por mucha rabia que te diese en su momento, lo que te decía mamá es cierto: los caramelos te dañan los dientes. Las bacterias que causan las caries adoran alimentarse del azúcar que persiste en nuestra boca después de que comamos algo dulce.

En tus articulaciones

Si te duelen las articulaciones, ya tienes una razón más para deshacerte de los dulces pues se ha demostrado que comer muchos empeora el dolor debido a la inflamación que causan en el cuerpo. Además, diversos estudios muestran que el consumo de azúcar puede aumentar el riesgo de desarrollar artritis reumatoide.

En tu piel

Esta inflamación que acabamos de mencionar tiene otro efecto secundario: puede hacer que la piel envejezca más rápido. El azúcar se une en el torrente sanguíneo a las proteínas y crea unas moléculas dañinas llamadas «AGEs», o productos finales de glicación avanzada, las cuales envejecen la piel. Se ha demostrado que dañan el colágeno y la elastina, que son las fibras de proteína que mantienen la piel firme y juvenil, dando como resultado arrugas y piel flácida.

En tu hígado

Demasiado azúcar puede hacer que el hígado se vuelva resistente a la insulina, que es una hormona muy importante pues ayuda a convertir el azúcar de la sangre en energía. Al adquirir esta resistencia, el cuerpo no es capaz de controlar sus niveles de azúcar en sangre y esto puede conducir a sufrir diabetes tipo 2.

En tu corazón

Cuando ingerimos demasiado azúcar, la insulina extra que hay en nuestro torrente sanguíneo puede afectar a las arterias, haciendo que sus paredes crezcan más rápido de lo normal y se tensen, algo que añade estrés al corazón y lo termina dañando con el tiempo. Esto puede llevar a sufrir enfermedades cardiacas, ataques al corazón y derrames cerebrales. Además, las personas que reciben al menos el 25% de sus calorías del azúcar procesado tienen el doble de probabilidades de morir de dichas enfermedades que aquellas cuyas calorías provienen del azúcar en menos de un 10% del total.

En tu páncreas

Cuando comemos, el páncreas bombea insulina. Pero si comemos demasiado azúcar y el cuerpo deja de responder adecuadamente a la insulina, el páncreas comienza a bombear aún más cantidad de esta hormona. Hacer trabajar tanto al páncreas ocasiona que se termine dañando y que los niveles de azúcar en la sangre aumenten, lo que nos hace candidatos para sufrir diabetes tipo 2 y enfermedades del corazón.

En tus riñones

Si sufrimos de diabetes, demasiado azúcar puede conllevar que los riñones se dañen, debido a que juegan un papel importante en la filtración del azúcar en la sangre. Niveles muy altos de esto último hace que los riñones comiencen a dejar de expulsar el exceso de azúcar en la orina. Si no se controla, la diabetes puede dañar los riñones de manera que estos no puedan cumplir con su trabajo de filtración de residuos en la sangre y esto puede conducir a insuficiencia renal.

En tu peso

Esto no es ninguna novedad, pero no está de más recalcar que cuanto más azúcar consumamos, más pesaremos. Las investigaciones realizadas han demostrado que las personas que consumen bebidas azucaradas habitualmente tienden a pesar más que los que no lo hacen. Y eso sin dejar de lado que también están en un mayor riesgo de padecer diabetes tipo 2.

En nuestra salud reproductiva

En el caso de los hombres, el azúcar puede afectar a la cadena de eventos necesarios para tener una erección. Según explica la doctora Brunilda Nazario, editora médica asociada de WebMD, «Un efecto secundario común de los niveles crónicamente altos de azúcar en el torrente sanguíneo es que puede hacer a los hombres impotentes». Esto es debido a que el azúcar afecta al sistema circulatorio, el cual recordemos que controla el flujo de sangre a través del cuerpo. Este sistema tiene que estar funcionando correctamente para que se pueda tener y mantener una erección.

Fuente: WebMD