Los niños también tienen días difíciles. Lidiar con las preocupaciones diarias: el trabajo escolar, hacer nuevos amigos, presiones en el colegio y con sus compañeros y hasta solo encajando. Es por esto que ellos también pueden sufrir de ansiedad, lo bueno es que tú como padre puedes hacer mucho por ayudarlos.

Lo primero que debes saber es que los trastornos de ansiedad ocurren a entre el 6% y 20% de los niños y adolescentes. Esta condición muchas veces pasa desapercibida por los padres y doctores, por lo tanto termina sub-diagnosticada y afecta la vida cotidiana de los hijos. Por esto es clave aprender a reconocer los posibles síntomas.

Entre los signos más frecuentes se encuentran trastornos del sueño, agitación, dolores de cabeza, de estómago y presión en el pecho. También se puede manifestar a través de  emocionalidad, irritabilidad, frustración, evitación de otras personas, y pérdida de interés en las actividades previamente disfrutadas. Esto se refleja en otros síntomas como ser muy autocríticos y podría llevar a una baja autoestima en general.

Además puede venir de diversos lugares. Por ejemplo, entre los más pequeños es muy común ver ansiedad de separación (de sus padres) y pueden mostrarlo por medio de berrinches o siendo muy pegajosos con sus papás. Por lo general suceden cuando deben ir a la escuela o dormir lejos de sus hogares.

También pueden ser provocados por fobias o miedos intensos a diferentes cosas como payasos, agujas, perros, insectos, etc. De ser el caso, por lo general los niños evitarán a toda costa verse en situaciones que impliquen el contacto con su fobia.

En el caso de la ansiedad social, muchos niños sufren de miedo a estar rodeados de mucha gente o tener que hablar con desconocida. En este caso, necesitarán más apoyo de sus padres y llegar a ser autoconscientes de esta condición.

Recuerda que mientras más pequeño sea el niño, la ansiedad se manifestará de manera física a través de dolores corporales o berrinches. A medida que van creciendo, se refleja más en sus acciones y comportamientos.

Si reconoces estos casos o estás preocupado de que tu hijo desarrolle ansiedad, existen dos soluciones muy simples. La primera es pasar más tiempo con ellos y crear un espacio seguro para que se sientan cómodos de compartir su día a día y sus sentimientos. La segunda, es promover la actividad física que es una excelente manera de aliviar el estrés. Anímate a ejercitarte con ellos, tu cuerpo también te lo agradecerá.