Cuando la sangre circula por las arterias, ejerce presión sobre las paredes de éstas. Este es un proceso normal denominado presión arterial. Cuando esta fuerza es considerable se transforma en una condición llamada hipertensión y puede ser muy peligrosa.

Es muy común entre las personas de más de 45 años y afecta más a los hombres. De no ser tratada correctamente, con el paso del tiempo aumenta los riesgos de una enfermedad cardiaca, accidentes cerebrovasculares o enfermedades renales.

Uno de los problemas principales con esta enfermedad es que las personas pueden no presentar síntomas por varios años, por esto se la conoce como la asesina silenciosa. De hecho, 1 de cada 5 personas que la padece no sabe que la tiene y mientras tanto daña de manera silenciosa el corazón, pulmones, vasos sanguíneos, cerebro y riñones.

Algunos de los pacientes tienen una primera advertencia, llamada prehipertensión. Las lecturas normales de presión arterial caen por debajo de 120/80, mientras que resultados más altos (de hasta 139) pueden demostrar prehipertensión. Si estos números llegan a 180/110 puedes estar en crisis y se requiere atención médica de emergencia.

Lamentablemente, en la mayoría de los casos, se desconoce los orígenes de la hipertensión. Algunas veces se origina por enfermedades renales o suprarrenales, pero no se trata de una generalidad. También están en riesgo las personas que tienen familiares con dicha condición, ya que son más vulnerables a padecerlas igualmente.

Si la padeces es importante consultar con un médico, quien te recomendará algunos cambios en tu estilo de vida. Uno de estos cambios va a ser reducir el consumo de sal, que también puede servir como método preventivo. Lo mismo sucede con el estrés, el sobrepeso, el alcohol, la cafeína y algunos medicamentos como antidepresivos o con esteroides. Las personas que ya tienen hipertensión deben reducir estos factores dentro de lo posible, al igual que las personas en riesgo.

Como parte del tratamiento se encontrará una dieta alta en frutas y verduras, granos, carne blanca y frutos secos. También será necesario realizar actividad física moderada y consumir diuréticos. Consulta con tu doctor para saber qué medicinas o suplementos son necesarios.