Con el tiempo, hemos desarrollado varios hábitos que cumplimos a cabalidad cuando nos despertamos por las mañanas, algunos de ellos hasta inconscientemente. Sin embargo, puede que varios de ellos nos estén haciendo mucho más difícil prepararnos para nuestro día a día.

Aplazar la alarma apenas suena es algo que mucha gente hace. Esos quince minutos extra no nos van a dar más energía, por el contrario, nos harán sentir más cansados. La mejor manera de tener un buen descanso es irse a dormir y despertarse a la misma hora todos los días. La tecnología también puede ayudarnos. Existen dispositivos que miden y rastrean las etapas del sueño, de esta manera, pueden hacer sonar nuestra alarma cuando lleguemos al momento en el que es más fácil despertarnos.

Aunque la luz tiende a molestarnos apenas nos despertamos, no es recomendable quedarnos en la oscuridad. La luz del día le ayuda a nuestro cuerpo a despertarse y regular nuestro reloj interno. Además, ayuda a dormir mejor, luchar contra infecciones e inflamaciones. La luz del sol nos ayuda a sintetizar vitamina D y pensar con mayor claridad. También está relacionada con nuestro nivel de felicidad.

No hay nada mejor que dormir hasta tarde en los fines de semana o cuando tenemos tiempo libre, especialmente si nos hemos ido de fiesta la noche anterior. Sin embargo, esto no nos ayuda a recuperar energía. A largo plazo, lo mejor que podemos hacer es establecer un horario para dormir y respetarlo. Es la mejor manera de descansar más.

Cuando nos levantamos tarde, tendemos a salir corriendo de la cama, pero esto no es para nada bueno. Al levantarse bruscamente, la gravedad hace que la sangre baje rápidamente hacia las piernas, lo que puede ocasionar que la presión sanguínea baje y causar mareos o, incluso, desmayos. Lo mejor es incorporarnos despacio, hacer una pausa sentándose en el filo de la cama, para darle tiempo a nuestro cuerpo de despertar.

Aunque no sea sencillo, ejercitarse por las mañanas es un buen hábito para mejorar la calidad del sueño. Hacer ejercicio ayuda a dormir mejor, a controlar el peso y los estados de ánimo. Incluso, puede que facilite controlar lo que comemos durante el día. Para facilitar esta tarea, debemos planificar nuestros ejercicios la noche anterior y dejar la ropa deportiva a mano.

Lavarse los dientes es una de las cosas más importantes que deben hacerse en las mañana, aunque muchas personas olvidan hacerlo. Durante la noche, se forma placa sobre los dientes y si no es removida por la mañana, se vuelve sarro. El sarro solo puede ser removido por un dentista. Cuando esto no ocurre, el sarro y la placa pueden causar inflamación de encías, caries, mal aliento o  gingivitis. Es importante saber que no hay que lavarse los dientes justo después de tomar café, o de cualquier otra bebida o comida ácida. El ácido debilita el esmalte de los dientes y cepillar justo después puede removerlo. Es mejor lavarse los dientes antes o esperar entre 30 y 60 minutos para hacerlo porque el ácido se habrá desvanecido para entonces.

No hay que olvidar que necesitamos momentos de tranquilidad. La mañana es el momento perfecto para meditar unos minutos y tener un momento de silencio. Meditar ayuda a despejar la mente, disminuir los niveles de cortisol, controlar la ansiedad, la presión sanguínea, el insomnio e incluso las migrañas.