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La sensibilidad en los dientes es un problema que se evidencia al comer alimentos fríos o calientes, ya que causa una sensación molesta. Aunque existe tratamiento, conviene identificar ciertos hábitos que podrían estar causando esta molestia.

Utilizar demasiado enjuague bucal puede causar sensibilidad. Eso es porque algunos productos tienen ácidos que empeoran los dientes ya sensibles. La solución es limitar el uso del enjuague a una o dos veces al día. Si la sensibilidad persiste, se puede consultar con el dentista sobre enjuagues con flúor neutro o aquellos que disminuyen la sensibilidad y qué ingredientes se deben evitar.

Consumir muchos alimentos y bebidas ricos en ácido podría erosionar la cubierta externa de los dientes, llamada esmalte, y exponer la capa sensible debajo, llamada dentina. Otra solución, para continuar consumiendo estos alimentos es disminuir el efecto del ácido en los dientes comiendo un pedazo de queso o tomando un vaso de leche justo después de ingerir los alimentos ácidos.

Otra causa puede ser el blanqueamiento dental. Los blanqueadores dentales y las pastas con soluciones blanqueadoras a base de peróxido pueden causar dientes sensibles. La sensación a menudo desaparece una vez que deja de usar el producto. Se puede consultar con el dentista para encontrar una mejor solución para el blanqueamiento que no produzca sensibilidad.

Un problema en las encías podría provocar sensibilidad. Las raíces de sus dientes tienen miles de pequeños tubos que llevan las sensaciones de calor y frío a un centro nervioso conocido como la pulpa. Por lo general, las raíces están cubiertas por tejido de encías. Pero si tiene enfermedad periodontal, esa capa puede separarse de los dientes y exponer la raíz ultrasensible. Las encías retraídas necesitan ser revisadas por un dentista.

Cepillarse demasiado fuerte o no usar un cepillo suave, puede provocar que las encías se desprendan de las raíces de los dientes. Esto también puede desgastar su esmalte y exponer la dentina, que es un capa de color amarillenta. Los agujeros en la dentina son los pequeños tubos que permiten que los alimentos calientes, fríos y dulces afecten los nervios del diente. Si esto sucede se debe cambiar de cepillo o ser consciente de la fuerza que se aplica al lavarse los dientes para dejar de causar daño a las encías.

A veces mantener los dientes en buena forma con visitas regulares al dentista puede causar sensibilidad. La limpieza de los dientes, las coronas de reemplazo, las restauraciones dentales y el cepillado de la raíz pueden llevar a una sensibilidad dental a corto plazo. Es necesario hablar con el odontólogo para encontrar una alternativa o una solución al problema.

Comer hielo, morder caramelos duros puede agrietar o romper los dientes. Una vez que se fractura un diente, la pulpa rica en nervios escondida profundamente puede irritarse al masticar. Una grieta también puede llenarse de bacterias, lo que provoca inflamación y puede causar más dolor.

El esmalte dental es el material más fuerte en el cuerpo, pero no puede competir con el poder de apretar o rechinar. Con el tiempo, estos dos hábitos a menudo sin sentido pueden desgastar el esmalte, dejando los nervios en peligro. Los protectores bucales, los cambios en el estilo de vida y los ajustes en la dieta pueden ayudar a detener el desgaste.

Las caries, al ser cavidades, exponen la raíz del diente a una gran cantidad de irritantes: calor, frío, dulces e incluso el aire. Las mejores formas de combatir la caries y mantener los dientes en buena forma son practicar una buena higiene bucal, comer bien y consultar a su dentista con regularidad.