En un corazón sano, las aurículas (las cámaras superiores) y los ventrículos (cámaras inferiores) trabajan juntos para bombear sangre en ritmo constante. Si sufres de un tipo de arritmia, esto no sucede y de ahí los problemas que conlleva. Los latidos irregulares pueden causar un ritmo cardíaco rápido y agitado de 100 a 175 latidos por minuto, en lugar de los normales de 60 a 100 latidos por minuto.

La fibrilación auricular es el tipo de arritmia más frecuente. Esta condición interrumpe los latidos del corazón debido a un fallo en el sistema eléctrico, el mismo que hace que las aurículas golpeen tan rápido que se estremecen, obligando que los ventrículos pierdan su sincronización. Es muy peligroso porque eleva el riesgo de un accidente cerebrovascular y de insuficiencia cardiaca.

Lamentablemente, muchos casos de fibrilación pasan desapercibidos y no presentan síntomas. Cuando lo hacen, por lo general incluyen pulso irregular, corazón acelerado, dolor de pecho y falta de aliento. Además, como la sangre no está circulando correctamente, también existe mareo y fatiga.

Esta condición es más propensa para personas con problemas de presión y corazón, además de las personas mayores de 60 y con antecedentes familiares de problemas cardíacos. Si bien estos factores no son controlables, mantener un peso saludable y reducir el consumo de alcohol y/o tabaco reducen los riesgos notablemente.

La arritmia no impide llevar una vida normal, pero si sientes un agudo dolor en el pecho, desmayo, adormecimiento o entumecimiento, llama al 911 inmediatamente. Y, claro, acude a tu doctor cuando persista algún síntoma.