¿Por qué tu peso cambia durante el día?

¿Has notado alguna vez que amaneces luciendo mucho más delgado en comparación a la noche? Entonces tal vez ya te has dado cuenta que tu peso puede cambiar durante el día. Te explicamos los motivos por los que esto sucede.

El primer motivo es más evidente de lo que crees: cómo te estás pesando. Existen varios factores que pueden variar tu peso en un balanza, o báscula. por ejemplo: la superficie siempre debe ser plana, la postura en la que lo haces, la posición de tus pies y cuánta ropa llevas puesto. Pesarse en una superficie rugosa sin ropa después de haber despertado no será lo mismo que hacerlo en una superficie plana con un jean y camiseta después de la cena.

La solución es simple, procura pesarte siempre a la misma hora y bajo los mismos parámetros y mejor si no lo haces todos los días.

El segundo motivo también está muy relacionado. Las balanzas varían mucho entre sí, no es lo mismo pesarse en la cita con el nutricionista y correr a casa a ver los resultados por ti mismo. Toma en cuenta que por lo general las digitales son las más precisas y que siempre debes revisar que esté en 0 antes de subirte.

Toma nota. La mejor hora para pesarse de una manera precisa es en la mañana antes de ducharse. Probablemente no has comido y bebido mucho y tendrás un resultado más preciso. Mientras el día pasa, puedes esperar que el peso fluctúa gracias a las comidas que has ido ingiriendo.

Y sí, las comidas del día van a afectar tu peso. SI se trata únicamente de agua, por ejemplo, notarás el cambio en la balanza enseguida. Esto no quiere decir que no la bebas, solo que sepas que si tomas un litro y no te ejercitas, la balanza te mostrará alrededor de dos libras más durante el día. Eso si, si no lo haces (a pesar de que la escala mostrará una cifra más baja) estarás afectando a tu salud.

Además de mantenerte hidratado, es necesario cuidar la ingesta de sal. Una dieta alta en sal no solo puede ser perjudicial para tu salud, sino que también puede ocasionar retención de líquidos, hinchazón y aumento de peso. Pon atención en los snacks que consumes y evita las libras en exceso.

También es importante que lo hagas antes de ejercitarte. El ejercicio puede variar la balanza para negativo o positivo. De hecho, algunos atletas pueden disminuir su peso hasta en un 10% de sudor únicamente, pero esto no es la norma ni refleja la realidad. Si quieres ver la diferencia real, pésate y mídete antes de tu salida al gimnasio o al parque.

Existe también el conocido peso fecal. Este se refiere a la hinchazón y malestar provocado por la falta de movimientos digestivos suficientes. Es decir, si no has usado el baño después de una comida muy grande o bebido demasiado, tu cuerpo lo notará. Al contrario, si tienes diarrea notarás perdida de peso y deshidratación.

Otro aspecto que debes tomar en cuenta, son tus hábitos nocturnos. Algunos estudios revelan que dormir mucho o muy poco afecta tu peso. Por ejemplo, si no dormiste bien es muy probable que te sientas más hambriento al día siguiente y eso inevitablemente hará que comas más y empieces a subir de peso.

Por último, un factor que usualmente no tomamos en cuenta es nuestra salud. Algunas enfermedades como el cáncer, diabetes, problemas cardiacos e incluso una simple gripe pueden afectar nuestro apetito u ocasionar retención de agua. SI crees que tu peso está siendo afectado por una enfermedad, es importante que lo menciones a tu médico. El motivo podría ser la enfermedad o las medicinas que estás tomando.

Recuerda que la clave para bajar de peso es llevar una dieta equilibrada y hacer actividad física. Aunque no lo creas, tu estado de ánimo también puede afectar así que trata de no preocuparte mucho en los resultados. Enfócate en mantener un estilo de vida saludable y los cambios aparecerán cuando menos te lo esperes.