Pies descalzos

Vamos a responder esta pregunta, pero primero un poco de contexto. El ácido úrico es la sustancia que crea nuestro cuerpo cuando descompone químicos llamados purinas (que se producen en el cuerpo y también se encuentran en algunos alimentos o bebidas como las anchoas o cerveza). Usualmente, la mayor parte del ácido úrico se disuelve en la sangre y se elimina a través de la orina, cuando esto no sucede empiezan los problemas.

La gota es un tipo de artritis causada por una acumulación de cristales de ácido úrico en las articulaciones.  Esta anomalía puede ocasionar ataques de artritis dolorosa, cálculos renales y bloqueo de los túbulos de riñón con cristales de ácido úrico y eventualmente conducir a insuficiencia renal. Es además una de las enfermedades más frecuentes de todas.

El sitio más común para un ataque es la base del dedo gordo pero puede suceder a otras articulaciones como tobillos, rodillas, muñecas, dedos y codos. Los síntomas se manifiestan a través de dolor del lugar afectado, seguido por calor, hinchazón, enrojecimiento y una fuerte sensibilidad. Estos ataques pueden durar horas y días y eventualmente suelen desaparecer, pero solo por un tiempo. La mayoría de las personas afectadas sufrirán de varios episodios a lo largo de los años. Si reconoces estos síntomas es importante que visites a tu doctor.

Por lo general, la gota afecta más a hombres que a mujeres y aumenta significativamente sus posibilidades con la edad, por ejemplo en el caso de las mujeres los primeros ataques suelen manifestarse después de la menopausia. Las posibilidades aumentan en un 20% para aquellos con padres que sufren de esta condición. Además, se estima que el 21% de los afectados presentarán elevados niveles de ácido úrico en la sangre (conocido como hiperuricemia).

Entre los factores de riesgo también se encuentra la obesidad, el aumento de peso excesivo durante la juventud, consumo elevado o moderado de alcohol, presión arterial, enfermedades renales o hipotiroidismo.

Los ataques pueden ser prevenidos o reducidos a través de la ingesta adecuada de agua y una buena hidratación. Recuerda que el alcohol es conocido por sus efectos deshidratantes y puede precipitar un ataque por lo que es recomendable dejarlo. Tu doctor también te recomendará cambios en la dieta para evitar alimentos ricos en purina como mariscos o vísceras. Si tienes sobrepeso u obesidad, bajar de peso también ayuda a disminuir el riesgo de ataques recurrentes.

Sigue las recomendaciones y medicamentos de tu médico para tratar con esta condición.