Ya lo has escuchado, y probablemente estás cansado de oírlo, pero fumar es malo para la salud. Dejar el cigarrillo puede ser un proceso complicado e incluso largo, pero al contrario de lo que creías, los beneficios empiezan casi inmediatamente. Aquí te explicamos qué pasa con tu cuerpo cuando dejas de fumar.

Primero, a los 20 minutos después de tu último tabaco, tu pulso regresa a la normalidad. Y ya están en camino hacia una vida más sana. A las 8 horas, los niveles de nicotina y el monóxido de carbono se reducirán a la mitad y los niveles de oxígeno regresarán a la normalidad. No será hasta 48 horas después que tu sangre estará completamente libre de nicotina.

Empezarás a sentir que tu sentido del gusto y olfato han mejorado, y a las 72 horas será más fácil respirar. Esto pasa porque tus tubos bronquiales se están soltando y relajando. ¡También tendrás más energía!

La circulación empieza a mejorar a la segunda semana y culminará este proceso a los 3 meses. Para este entonces, la función pulmonar habrá mejorado hasta un 10%, de modo que ya no tendrás una tos molesta o problemas respiratorios.

Al año, el riesgo de sufrir una enfermedad cardíaca se habrá reducido a la mitad en comparación de las personas que todavía fuman. Tomará un total de 15 años para que tus probabilidades sean las mismas de la de una persona que nunca fumó, pero cada año cuenta.

A los 10 años, tendrás la mitad de probabilidades de contraer cáncer de pulmón que la de un fumador. Recuerda que el cáncer de pulmón tiene su origen principal en el tabaquismo.

Estos son solo algunos de los beneficios, físicos y personales. Dejar de fumar puede hacer mucho más para ti y para las personas cercanas a ti, pues dejas de exponerlas al humo de segunda mano. Si tienes hijos, reducirás sus probabilidades de sufrir de bronquitis, neumonía, asma o infecciones de oído.

Dejar de fumar es un proceso diferente para cada persona, la única manera de saber qué tan fácil resultará es empezar. Nunca es demasiado tarde.