Cuando queremos mantener una dieta saludable, o quizás bajar unas libras de más, las palabras “sin azúcar” escritas en la etiqueta de la comida suena como la mejor idea. Términos como sin grasa, bajo en azúcar o reducido en azúcar dan confianza al consumidor pero no siempre reflejan la calidad nutricional real de los alimentos. Así lo indicó un nuevo estudio de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill publicado en la Revista de la Academia de Nutrición y Dietética.

Según la investigación, en varias ocasiones los alimentos que anunciaban una de estas cualidades tenían peor peor perfil nutricional que los que no. Los investigadores analizaron las galletas Oreo reducidas en grasa, y si bien tienen menos grasa tienen los mismos 14 gramos de azúcar. (Información de productos americanos). Los mismo sucedía con otros productos como la leche chocolatada baja en grasa.

¿Por qué sucede esto? El consumidor asume que escogiendo estos productos está haciendo una elección más saludable. Sin embargo, “reducido en” sólo hace referencia al producto original para ese nutriente específico. Incluso podría tener menos grasa pero más azúcar o sodio, y eventualmente terminan con un producto menos saludable.

Estos estudios fueron realizados en Estados Unidos y las normas de rotulado de productos alimenticios para consumo en Ecuador son diferentes. Existen variaciones de condiciones de la declaración de propiedades y para indicar que un producto tiene bajo contenido o es exento de determinado nutriente, debe cumplir con un parámetro específico. Por ejemplo, para ser considerado bajo en grasa debe tener máximo 3g por cada 100 g en el caso de los sólidos y 1,5g por cada 100 ml en los líquidos.

En este estudio también pudieron concluir que la demanda más común es de bajo en grasa, seguido por bajo en calorías, bajo en azúcar y finalmente bajo en sodio. Esta estadística fue analizada a partir de los datos de más de 80 millones de compras de alimentos y bebidas en más de 40.000 hogares entre el 2008 y 2012 en Estados Unidos.

Otro factor que encontraron entre las personas que consumen productos reducidos es que las familias pertenecen a hogares con ingresos altos y medios son más propensos a comprarlos.

A la hora de hacer las compras, es importante aprender a leer las etiquetas y fijarse en el contenido de los alimentos. También es necesario saber de qué están compuestos los alimentos para poder diferenciar si el alto contenido en azúcar se debe a la presencia de frutas o proviene de azúcar añadido, así como si se trata de una grasa buena o una mala para la salud.