¿Recién almorzaste y ya estás pensando en lo que vas a comer a la media tarde? Tener hambre todo el tiempo puede tener varios motivos, y no, no se debe únicamente a malas decisiones alimenticias como llevar una dieta muy alta en azúcar. Aunque eso definitivamente no ayuda. Estos son otros motivos por los que podrías estar con hambre todo el tiempo.

La primera razón, es una ironía. Puede ser que en realidad no tengas hambre, sino sed. Muchas personas confunden la deshidratación con ganas de comer. Así que la próxima vez, recuerda que el primer paso es beber un vaso de agua, si todavía te sientes hambriento, entonces busca un snack nutritivo.

El segundo es un mal que nos afecta de diversas maneras: el famoso estrés. Si la preocupación dura por un tiempo, los niveles de cortisol aumentan y junto con esta hormona tu apetito.

Otra razón muy frecuente es el altibajo de azúcar al que muchas veces sometemos a nuestro cuerpo. Alimentos con mucho azúcar como gaseosas o pasteles elevan rápidamente los niveles de azúcar en la sangre y para contrarrestarlo, nuestro cuerpo produce insulina. El problema, es que altos niveles de azúcar, producen innecesarias cantidades de insulina que nos provocará hambre cuando llegue el “bajón” de azúcar.

También podría ser lo contrario: bajos niveles de azúcar o hipoglucemia. Recuerda que el azúcar es el combustible que nuestro cuerpo necesita y su ausencia podría ocasionar cansancio o mareo. Tu médico puede diagnosticar esto con un examen de sangre y una dieta balanceada de azúcar (no añadida) y carbohidratos.

Una mala costumbre que acontece a muchas personas es comer demasiado rápido. Esto no le da tiempo suficiente a tu cuerpo para notar que estás lleno y por lo tanto terminas comiendo más de lo necesario. Recuerda que tu cuerpo toma al menos 20 minutos en sentirse lleno, así que disfruta tu comida, mastica bien y come pequeños bocados para llegar a este tiempo.

El hambre podría venir también por tus sentimientos. Muchas personas comen como respuesta al estrés, ansiedad, tristeza, preocupación, entre otros. Pon atención a tu estado de ánimo antes de comer, si lo haces por sentimientos negativos, lo mejor será buscar ayuda de un especialista.

No olvides descartar otras opciones como diabetes, embarazos, insomnia o problemas de la tiroides. Si crees que puede ser una de las causas, consulta con tu médico para tener el diagnóstico correcto.