Frasco con capsulas

¿Te has preguntado alguna vez cómo funcionan las pastillas que tomas para aliviar el dolor? Conocidos como anaálgesicos, estos fármacos son los encargados de que un dolor o molestia sea menos grave o desaparezca. Existen varios tipos y cada uno tiene sus pros y sus contras, además de que cada persona puede tener diferentes reacciones a los mismos fármacos.

Lo primero que debes saber es que existen dos tipos de análgesicos de venta libre, es decir que se puede comprar sin la necesidad de receta médica. El primero es acetaminofén y el segundo son los antiinflamatorios no esteroideos como la aspirina o el ibuprofeno. También existen análgesicos más potentes conocidos como opioides, estos por lo general son recetados por un doctor y deben ser tomados como indica el diagnóstico pues pueden ocasionar efectos secundarios graves. Esto es lo que debes saber.

Todo sobre el acetaminofén o paracetamol

Dato curioso: la comunidad científica no sabe a ciencia cierta cómo funciona esta variedad de análgésico. Lo que sí, es que parece funcionar junto al sistema nervioso para reducir el dolor y la fiebre, pero no la inflamación.

El uso correcto del paracetamol es seguro para la mayoría de personas, sin embargo si se lo toma con demasiada frecuencia podría haber un problemas de hígado. De hecho, esta es la causa más común de insuficiencia hepática en los Estados Unidos, por eso es necesario leer las instrucciones de la caja y consultar con un especialista si crees que necesitas dosis más altas.

Otro riesgo es que a menudo estos fármacos aumentan las probabilidades de sufrir de un ataque al corazón o de un accidente cerebrovascular. Es por esto que es tan importante no excederse en la cantidad de días que los tomas y usarla solo mientras lo necesites.

Los antiinflamatorios no esteroideos

Las marcas más conocidas de esta variedad son el Advil o el Motrin, funcionan gracias a que bloquean ciertos químicos que producen dolor en nuestro cuerpo conocidas como prostaglandinas. Estas pastillas se utilizan para tratar varios tipos de afecciones que van desde dolores de cabeza o cólicos menstruales hasta dolor de espalda ocasionado por la artritis o lupus.

Uno de los efectos secundarios más conocidos por los antiinflamatorios no esteroideos o NSAIDs es la hemorragia en el tracto intestinal. Esto es principalmente más riesgoso para las personas que lo toman con frecuencia, tienen más de 65 años y antecedentes de úlceras. También pueden ocasionar problemas en la piel como sarpullido, enrojecimiento o ampollas. Si estos síntomas se presentan es necesario consultar con tu médico.

Otro grave problemas de estas pastillas es que, irónicamente, si los tomas cada vez que tengas dolores de cabeza podrías tener efecto rebote  a largo plazo (lo mismo sucede con el acetaminofén). De hecho, un estudio sugiere que las personas que toman medicamentos para el dolor de cabeza sin receta un par veces a la semana a veces se quedan atrapadas en un ciclo de que mientras más lo hagan, más necesitan. Lamentablemente, cortar este ciclo no es tan fácil porque si lo dejan por completo los dolores podrían ser peores. Si sientes que estás en un caso similar, te recomendamos que solicites ayuda de tu médico.

Los opioides

Se trata de narcóticos que se recetan cuando los analgésicos de venta libre no son suficientes. Tienen mala fama, pues cuando se las usa durante un tiempo prolongado existe el serio riesgo de desarrollar una adicción. A pesar de que su uso indebido es un problema grave de adicciones y muertes por sobredosis, si son tomados de manera responsable y por poco tiempo las probabilidades de volverse adictos son muy bajas.

En realidad, su efecto secundario más común es el estreñimiento. Alrededor del 90% de personas que los toman tienen este problema. Así que si tu médico los recomienda, seguramente también recete un laxante para mantener todo trabajando de forma regular.

Recuerda que el hecho de que la mayoría de estos analgésicos puedan ser comprados sin necesidad de receta, no implica que no haya riesgos. Además, usarlas por tiempos prolongados también puede evitar que tu doctor detecte problemas de salud más grave. Una buena práctica es no tomarlos por más de 10 días y hacer una cita con el médico si el dolo se mantiene después de este tiempo.