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Si te preocupa estar comiendo demasiado y no te sientes con la suficiente fuerza de voluntad para controlarte, tal vez podrías hacer uso de una ayudita que te podría resultar conveniente: el efecto «crunch».

Para sacarle partido a este efecto solo tienes que hacer una cosa: concentrarte en el sonido que haces al masticar y, claro, hacerlo de manera ruidosa. Eso es todo. O al menos, eso es lo que se desprende del estudio realizado por un equipo de investigadores de la Universidad Brigham Young y de la Universidad Estatal de Colorado.

En dicho estudio, afirman que el sonido de nuestra masticación puede tener un impacto en la comida que ingerimos. Para comprobarlo, hicieron 3 pruebas con más de 100 estudiantes universitarios a los que dieron diferentes alimentos crujientes. En todos los casos, se descubrió que aquellos que estaban atentos al sonido que hacían al masticar, comieron menos que los que no se concentraban en ellos. Por ejemplo, en uno de ellos los participantes escuchan a través de audífonos el sonido que hacían unos pretzels en su boca y, cuando más alto era el volumen, menos comían.

Según contó Gina Mohr, coautora de la investigación, a la BBC, «escuchar el sonido de los alimentos nos recuerda que estamos comiendo. Es un indicador natural que nos recuerda que estamos participando en el proceso alimenticio y nos ayuda a comer más conscientemente».

Algo que hay que tener en cuenta de este estudio es que el efecto «crunch» también funciona a la inversa: si hay algo enmascarando el sonido de nuestra masticación, es más probable que comamos más. Como dijo Ryan Elder, otro de los autores, «Cuando enmascaras el sonido de los alimentos, como cuando ves la televisión mientras comes, ignoras uno de tus sentidos y eso puede hacer que comas más de lo que comerías normalmente».

Ahora la pregunta es: ¿funciona realmente? Desde que salió en 2016, este estudio ha servido para que la recomendación de escuchar lo que masticamos aparezca en muchos sitios como un método para controlar lo que comemos. Sin embargo, nada mejor que la propia experiencia para comprobar si sirve o no de algo.

Por lo tanto, todo lo que tienes que hacer es probar e intentar masticar de manera ruidosa cuando comas para ver qué ocurre. Haz varias pruebas y fíjate en los resultados. Y a partir de ahí, te darás cuenta de si es algo que funciona en tu caso o no. Pero déjanos hacerte una recomendación: procura hacerlo en soledad, no en mitad de una comida con los compañeros de oficina.