El embarazo, por lo general, es un periodo que debe cursar sin complicaciones. Sin embargo la alimentación, el estado físico, el peso antes y durante el embarazo, ciertos hábitos y antecedentes personales juegan un rol muy importante en el ambiente en el que el bebé se va a gestar, que posteriormente influirá en su desarrollo y determinará la predisposición a ciertas enfermedades.

Por ejemplo, mujeres que durante el embarazo, consuman grandes cantidades de azúcar, podrían tener mayor probabilidad de que sus hijos padezcan alergias.

Un estudio que analizó a 9.000 mujeres, encontró que aquellas que comían niveles elevados de azúcar, tenían el doble de riesgo que sus hijos desarrollen asma alérgica, en comparación con las mujeres que comían relativamente poca azúcar. Es importante resaltar que dicho estudio no determina un origen causal, sino únicamente una posible asociación, ya que no existe aún evidencia de una relación directa.

Una teoría de como el azúcar podría causar asma, es que grandes cantidades de fructosa (el azúcar en las frutas) puede desencadenar una respuesta inmune en el cuerpo, que conduce a inflamación del tejido pulmonar. Este tipo de azúcar se usa ampliamente en la comida procesada, que muchas veces acompaña a las dietas poco saludables.

El asma alérgica, la forma más común de asma, involucra la presencia de alérgenos que provocan una reacción en el sistema inmune, causando dificultad respiratoria. Las manifestaciones pueden ser desde leves y manejables hasta graves y que pongan en riesgo la vida.

“No podemos decir, en base a estas observaciones, que el consumo elevado de azúcar en el embarazo va a ocasionar definitivamente alergia o asma alérgica” dice Seif Shaheen, líder del estudio realizado en la Universidad de Inglaterra. “Sin embargo, dada el gran consumo de azúcar en ciertas regiones del país, continuaremos investigando esta hipótesis con premura” recalcó.

Muchos factores en el embarazo influencian en el riesgo del bebé a desarrollar alergias, incluyendo la exposición a microbios y contaminantes, el tipo de leche que se consume, los antecedentes familiares, entre otros, afirma Sheena Cruickshank, de la Universidad de Manchester en el Reino Unido. “Estudios a futuro deben tomar en cuenta todas estas variables, para que se pueda descifrar la relación que existe entre la dieta materna durante el embarazo y las enfermedades alérgicas en sus hijos”.

Fuente: New Scientist