La diabetes mellitus tipo 2 es una enfermedad crónica que afecta a un creciente porcentaje de la población. Su tratamiento involucra cambios en el estilo de vida, medicación y en muchas ocasiones la administración de insulina de por vida. Con un adecuado control la diabetes puede ser sobrellevada sin complicaciones, pero si no se lleva un adecuado control incluso puede ser mortal.

En miras a mejorar el estilo de vida y facilitar el control de esta enfermedad, un grupo de científicos dicen haber encontrado una conexión directa entre los niveles de azúcar en la sangre y las bacterias intestinales que forman parte de la flora natural. Al potenciar dicha conexión con una dieta muy rica en fibra, han tratado con éxito a un pequeño grupo de personas con diabetes tipo 2.

El hallazgo podría ser importante no solo para los 100 millones de adultos estadounidenses con diabetes o prediabetes, sino también para cualquiera que trate de controlar su peso.

Los médicos y nutricionistas conocen que la fibra es importante para una adecuada salud. Los estudios han demostrado que las personas que consumen dietas altas en fibra y bajas en grasas saturadas tienen menores riesgos de muchas enfermedades crónicas, como enfermedades del corazón, diabetes y algunos problemas intestinales como estreñimiento y diverticulitis.

Sin embargo, no se ha establecido exactamente cómo es que la fibra brinda estos beneficios. La evidencia ha demostrado que la fibra desempeña un papel clave en los tipos de bacterias que prosperan en nuestras entrañas y en cómo funcionan.

El año pasado, una nueva investigación del Estudio Finlandés de Prevención de la Diabetes mostró que las personas que comían más fibra, tenían una mayor producción de un químico antiinflamatorio en la sangre, llamado ácido indolpropiónico, mismo que se produce por las bacterias intestinales. Además, tenían menos probabilidades de contraer diabetes tipo 2.

El nuevo estudio muestra cómo la fibra ayuda a cultivar bacterias en el intestino, mismas que producen señales químicas que ayudan a regular el apetito y el azúcar en la sangre. «En general, este estudio se suma a lo que sabemos sobre la importancia de la microbiota intestinal cuando se trata del desarrollo de algunas enfermedades crónicas, como la diabetes tipo 2», dice Vanessa de Mello Laaksonen, PhD, profesora asistente de nutrigenómica en la Universidad del este de Finlandia, que no participó en la investigación.

¿Podrían las dietas altas en fibra evitar la diabetes?

cereal con leche

Aproximadamente 1 de cada 11 estadounidenses tiene diabetes, y la realidad no es muy diferente para los países latinos y está en aumento tanto en niños como en adultos.

Para el estudio, un equipo de científicos en China sometió a 27 personas con diabetes tipo 2 a una dieta muy rica en fibra y las siguió durante 12 semanas, midiendo los cambios en los nivele de azúcar en la sangre y también en sus bacterias intestinales.

Compararon este grupo con otras 16 personas que también tenían diabetes tipo 2 que recibieron consejos estándar sobre ejercicio y alimentación adecuada para la diabetes, junto con una dieta para el estudio que acumuló aproximadamente la misma cantidad de calorías, pero que tenían mucha menos fibra.

El grupo con alto contenido de fibra obtenía 37 gramos de fibra por día, mientras que el grupo que obtenía una dieta promedio saludable comía unos 16 gramos de fibra al día, lo que, por casualidad, es aproximadamente lo que los adultos estadounidenses consumen en promedio.

Ambos grupos también estaban tomando un medicamento llamado acarbosa para ayudar a controlar su nivel de azúcar en la sangre. La acarbosa actúa un poco como la fibra ya que evita que algunos carbohidratos se digieran en el intestino en busca de energía. Antes del estudio, todos los participantes fueron retirados de otros medicamentos para controlar su nivel de azúcar en la sangre. Si usaban insulina, se fue regulando la dosis según la necesidad.

Ambos grupos mejoraron, pero al final del experimento, el grupo con una dieta muy rica en fibra fue más saludable que el grupo que recibió atención estándar. Tenían un mejor control de los niveles de azúcar en la sangre, y habían perdido un poco más de peso.

Alrededor del 90% del grupo con alto contenido de fibra logró un buen control de su azúcar en la sangre, manteniendo su hemoglobina A1c, una medida estándar para el control de la diabetes, por debajo del 7% que es el objetivo recomendado por la American Diabetes Association, en comparación con el 50% del grupo en una dieta estándar para la diabetes.

La teoría explica que toda esa fibra, que provenía de una amplia variedad de fuentes de alimentos, fertilizó el crecimiento de 15 cepas de bacterias que producen ciertos ácidos grasos, mismos que actúan como una fuente de combustible para las células. Y que hicieron que el cuerpo produzca más insulina y disminuya el apetito. Ambos mecanismos fundamentales para mantener bajo control el azúcar y el peso de la sangre.

«Este es uno de tantos  beneficios, una razón por la cual las dietas altas en fibra funcionan«, dice el investigador del estudio Liping Zhao, PhD, profesor de microbiología aplicada en la Universidad Rutgers en New Brunswick, NJ, y la Universidad Shanghai Jiao Tong en Shanghai, China.

Para asegurarse de que era el cambio en las bacterias intestinales lo que impulsaba los resultados, y no otra cosa, los científicos luego transfirieron las bacterias intestinales de los participantes de su estudio a ratones modificados para ser carentes de gérmenes. Debido a que fueron criados para no tener ninguna de sus propias bacterias intestinales, los científicos podrían luego introducir bacterias y observar lo que sucedió a medida que comenzaron a crecer.

Los ratones que obtuvieron las bacterias de los humanos en las dietas ricas en fibra tuvieron mejores niveles de azúcar en la sangre en ayunas que los ratones que recibieron las bacterias de las personas con la dieta habitual para la diabetes, a pesar de que estaban comiendo el mismo alimento.

¿Cómo obtener más fibra diaria?

cereal en frasco

Los autores del estudio dicen que sería difícil para la persona promedio copiar exactamente su dieta alta en fibra. Ya que las personas del estudio comieron un preparado con leche o agua a partir de avena, frijoles blancos, maíz amarillo, frijoles rojos, ñame, maní y semillas de loto, junto con dos granos enteros desconocidos para los occidentales: alforfón verde y adlay, o las lágrimas de Job. También obtuvieron más fibra en forma de polvos que incluían melón amargo, almidón de kudzu, inulina y dextrina resistente.

Lo que es importante, dicen los investigadores, es el principio de todo esto: las buenas bacterias en nuestro intestino, las que nos mantienen saludables, necesitan mucha más fibra de la que ahora les damos, para proliferar.

Los investigadores que lideran el estudio finlandés de prevención de la diabetes creen que las dietas altas en fibra son factibles con un poco de planificación. «Creemos que unos 30-40 gramos por día pueden ser alcanzable si se consume productos integrales, frutas y verduras varias veces al día, en lugar de pan con poca fibra, jugos que contienen azúcar y carne», dice Laaksonen.

Las fuentes de fibra en su dieta nórdica saludable se centran en los cereales integrales como el centeno, la cebada y la avena, las moras, los frijoles y los guisantes.

El estudio también muestra algo más que es importante entender sobre las bacterias intestinales: ya están allí, y cambian en respuesta a nuestra dieta.

La mayoría de los estudios han demostrado que los suplementos probióticos, que prometen liberar millones o miles de millones de bacterias útiles en nuestros intestinos, tienen pocos efectos que generalmente no duran mucho. Eso es porque las bacterias que viven dentro de nosotros están ahí debido a lo que comemos.

La mejor manera de cambiarlos de forma duradera es cambiar su fuente de alimentos: nuestra dieta. «Cuando introduces una gran cantidad de fibras diversas en el intestino, es como si arrojaras una nueva nutrición en un estanque. Usted perturba el sistema. Algunos miembros aprovecharán eso para crecer y aumentar sus niveles de población. Algunos otros pueden declinar «, dice Zhao.

«Eso es exactamente lo que sucede en el ecosistema intestinal«, dice. Las bacterias intestinales, viven de dos fuentes de alimentos: la comida que no podemos digerir, que es fibra, y los productos de la digestión que se producen localmente en nuestros intestinos.

Al carecer de fibra, este enorme ecosistema en nuestros intestinos, formado por aproximadamente 100 billones de células, puede quedar desnutrido de forma que fomenta la enfermedad en lugar de la salud.

Si decide aumentar la fibra en su dieta, Zhao advierte que lleva un tiempo para que la bacteria se adapte, aproximadamente un mes. Ese período de ajuste puede venir con algunos efectos secundarios incómodos como hinchazón y gases. Pero pasado el malestar podría estar dándole a su cuerpo grandes beneficios a corto, mediano y largo plazo.