Para las personas que beben alcohol, las entidades de salud sugieren hacerlo en moderación, y las cantidades recomendadas varían de país a país. Es Estados Unidos, se sugiere una bebida alcohólica al día (14 gramos de alcohol) para mujeres, y dos bebidas para los hombres. En el Reino Unido, las cantidades son menores, se recomienda ocho bebidas a la semana para hombres y mujeres, idealmente con un intervalo de 3 días o más entre cada una.

Tomar menos alcohol significa consumir menos calorías y probablemente consumir menos alimentos poco saludables que resultan apetitosos cuando ya se tiene unos tragos encima. El alcohol tiene muchas más calorías de lo que se piensa. Los cocteles, el vino y la cerveza tienen de 97 a 300 calorías por vaso.

El alcohol contiene 7 calorías por gramo, es decir, más que las proteínas e incluso los carbohidratos, que contienen 4 calorías por gramo. La grasa contiene nueve calorías por gramo.

Limitar el consumo de alcohol, particularmente cerca de la hora de dormir, y mantenerse hidratado puede mejorar la calidad del sueño, permitiendo descansar mejor. Aunque el alcohol tiene efectos sedativos, puede afectar al sueño ya que aumenta los niveles de ciertas hormonas que provocan estar más alerta y, ya que es un diurético, es más probable que la persona se levante en medio de la noche para ir al baño.

Normalmente, las personas huelen a alcohol mientras lo beben o cuando tienen resaca. Mientras el hígado lo procesa, se elimina alcohol a través de la respiración, la orina y el sudor.

Un beneficio del alcohol es que, consumido en ciertas cantidades, puede disminuir el riesgo de desarrollar enfermedades del corazón en un 25% a 40%. También puede ayudar a reducir el colesterol y los coágulos de sangre, dependiendo de la edad y los hábitos al beber. Sin embargo, tomar alcohol en exceso causa arritmia cardíaca, presión alta y daños al músculo del corazón.

Tomar poco alcohol, o no hacerlo, ayuda al funcionamiento normal sistema inmunológico, fortaleciéndolo. En cambio, tomar mucho alcohol daño el sistema inmunológico, así como la capacidad del cuerpo de luchar contra infecciones y recuperarse de heridas.

Aunque el alcohol puede ralentizar inmediatamente los tiempos de reacción, afectar a la memoria y al habla, si se toma en cantidades moderadas, no debería tener efectos a largo plazo. Por otro lado, beber excesivamente, o durante un largo periodo de tiempo, puede causar alteraciones en el cerebro, afectando las funciones mentales, la memoria, e, incluso, haciendo que el tamaño del cerebro se reduzca.

El significado de embriagarse también varía de país a país. En el Reino Unido, tomar más de ocho tragos para los hombres y más de seis para las mujeres ya se considera estar en estado de embriaguez.  En Estados Unidos, se considera desde las cinco bebidas para los hombres, y desde las cuatro para las mujeres, si es que han sido consumidas en periodo de dos horas. El abuso de alcohol, en cambio, es cuando una persona se embriaga cinco días o más al menos.

Limitar el consumo de alcohol puede ayudar a la salud mental y mantener en orden el funcionamiento químico del cerebro. Beber en exceso puede llevar a depresión, volverse adictivo y hacer que la persona se vuelva alcohólica.