Un hígado sano tiene un papel clave en tu metabolismo. Su rol principal es filtrar la sangre del tubo digestivo, antes de que vaya al resto del cuerpo. También se encarga de regular los productos químicos y medicamentos que consumimos. Además secreta la bilis, hace proteínas importantes, regula el nivel de azúcar en la sangre y unas cuantas importantes funciones más.

La comida es esencial para mantener a este órgano sano y funcional. Un hígado tóxico podría conducir a un metabolismo lento, gases, hinchazón, estreñimiento y a enfermedades como la diabetes, artritis, presión arterial alta y enfermedades autoinmunes. Aquí te enseñamos cómo mantenerlo en buen estado a través de nuestros alimentos.

Lo que debes incluir en tu dieta

Para empezar el día, nada mejor que la avena. En general, los alimentos altos en fibra estimulan el trabajo del hígado. Además, algunos estudios muestran que la avena ayuda a eliminar la grasa que además de ser bueno para tu cintura, también lo es para tu hígado.

El brócoli podría ser uno de los vegetales más importante, según algunos estudios. Si bien consumir bastantes verduras y vegetales en tu dieta son muy buenos para tu salud en general, este alimento podría proteger al hígado de enfermedad hepáticas grasas no alcohólicas. Así que puedes buscar una receta que te guste para incluirlo más en tu menú. Puedes cocinarlo con espanica para tener aún más beneficios.

Para los amantes del café, tenemos buenas noticias. Algunos estudios demuestran que beber dos tazas de café diarias, podrían proteger al hígado de los daños ocasionados por el alcohol o una mala dieta. Otras investigaciones, lo relacionan con la reducción de riesgo de contraer cáncer en este órgano. Si esta no es tu bebida caliente de preferencia, puedes encontrar cualidades muy similares con el té verde.

Agua. El agua es tu mejor amigo. Oblígate a tomar bastante agua durante el día y sustituye a las gaseosas o jugos de fruta. Además de ayudar a tu hígado, reducirá notablemente el conteo calórico del día.

Lo que debes eliminar (o al menos reducir)

Las grasas saturadas dificulta las tareas del hígado. Mantente alejado de las comidas altas en este tipo de grasa, como las papas fritas o la hamburguesa. El consumo excesivo con el tiempo llevan a inflamación, y a su vez esto podría conducir a la conocida cirrrosis.

El azúcar es el segundo enemigo. Recuerda que parte de su trabajo es convertir el azúcar que consumimos en grasa, cuando llega de manera excesiva se acumula en lugares donde no debería estar, como el mismo hígado. Así es como empiezan las enfermedades hepáticas grasas.

También es importante moderar el consumo de sal. Si bien nuestro cuerpo la necesita, muchas veces nos excedemos y esto podría terminar en fibrosis. La manera más simple de reducirla es evitando el consumo de comidas procesadas o enlatadas, y probar la comida antes de coger el salero.

Finalmente, medir el consumo de alcohol. La mejor dosis es una copa diaria para las mujeres y dos para los hombres, pues excederse, incluso ocasionalmente, puede mostrar efectos dañinos para el hígado.

Mantener una dieta saludable es una buena idea para tu salud en general. Esto acompañado de actividad física regular, es la mejor prevención para evitar enfermedades.