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La hipertensión o presión sanguínea alta  es una condición bastante común. Con el paso de los años, es muy probable desarrollar esta enfermedad. La presión sanguínea es la fuerza con la que la sangre presiona las paredes de las arterias. Cuando esta presión es muy fuerte, el corazón debe trabajar más duro y puede causar graves daños en las arterias. Si no se controla la hipertensión, la persona puede desarrollar problemas del corazón, de los riñones, sufrir un ataque cardíaco o un derrame cerebral.

A esta enfermedad se la conoce como “asesino silencioso”, porque no siempre tiene síntomas. Por ello, las personas pueden vivir con la presión alta durante varias años sin darse cuenta. Eso significa que puede ir dañando poco a poco el corazón, los pulmones, vasos sanguíneos, riñones y el cerebro. De hecho, es la mayor causa de ataques cardíacos y derrames cerebrales en Estados Unidos.

Una presión sanguínea normal debe estar entre 120/80. El primer número muestra la presión con la que late el corazón, se la conoce como sistólica. El segundo número mide la presión que existe entre latidos, cuando el corazón se está llenando nuevamente de sangre. A esta última se la conoce como presión diastólica.

Uno de los primeros signos de alarma es tener la presión sistólica entre 130 y 139, y la presión diastólica entre 80 y 89. De ser así, la persona sufre de hipertensión en estadío 1. La presión sistólica mayor a 140 y la diastólica mayor a 90 indica hipertensión den estadío 2. Lo más probable es que la persona no tenga síntomas y solo un examen físico puede mostrar la presión alta.  Si la presión sistólica es mayor a 180 y la diastólica es mayor a 120, la persona puede estar sufriendo una crisis hipertensiva, lo que puede provocar un derrame cerebral, un ataque cardíaco o daño renal. Es necesario descansar un momento, y volver a tomar la presión, si sigue en niveles altos, hay que llamar al 911. En este punto, los síntomas puede ser un dolor de cabeza fuerte, ansiedad, sangrado nasal, dificultad para respirar o incluso desmayos.

Las personas mayores a 45 años, y en general, los hombres son más propensos a desarrollar hipertensión. Pasados los 65 años, también se vuelve una enfermedad entre las mujeres. Es más probable que una persona desarrolle hipertensión si un familiar ya sufre esta condición. También es bastante común verla en personas con diabetes. SIn embargo, en la mayoría de casos, la causa todavía es desconocida. A veces, enfermedades del riñón o de la glándula adrenal pueden provocar hipertensión.

Al sufrir de hipertensión, es importante vigilar la cantidad de sodio que se consume. La sal causa retención de líquidos en el cuerpo, por lo que el corazón debe trabajar arduamente y esto aumenta la presión sanguínea. Es necesario vigilar la dieta y limitar el consumo de alimentos altos en sal.

Se recomienda a las personas con hipertensión realizar ejercicio regularmente, pues ayuda a bajar los niveles de presión sanguínea. Lo ideal es que un adulto realice 150 minutos de ejercicio de intensidad moderada cada semana. El ejercicio puede ser desde aeróbicos hasta la jardinería. Se sugiere incluir al menos dos días para trabajar en la fuerza muscular durante la semana. Para medicación y la frecuencia de los controles, es necesario consultar a un médico.