Cáncer, esa enfermedad que llega cuando menos lo esperas. Los índices crecen. La padece un familiar, un amigo, un vecino, un colega del trabajo… ¿cuándo nos tocará a nosotros? Es como un fantasma al acecho. Aunque hay diversos tipos de cáncer que afectan indistintamente al organismo, existen ciertas señales que disparan las alarmas. Por eso, es necesario que pasemos revista a algunas de ellas.

Si aparecen nuevas manchas en la piel hay que mirarlas con lupa. Es decir, observar que no crezcan o cambien de color. Lo mismo sucede con los lunares. Cualquier anomalía en la dermis debe ser analizada por un especialista, pues podría tratarse de cáncer de piel.

Por su parte, los fumadores deben estar atentos a cuadros de tos crónica. Si la tos es constante o se llegara a expulsar flema con sangre, ¡hay una alerta! Podría tratarse de cáncer de pulmón. El diagnóstico se realiza con una muestra de moco o flema o con una radiografía de pulmones.

El cáncer de mama es que el más preocupación trae a la población femenina. Por eso es importante realizar tactos periódicamente. Estos permiten sentir nódulos o bultos que no necesariamente son cancerígenos, pero que de todas maneras deben ser estudiados. También hay que notar si los pezones cambian de color o si se presenta dolor o picazón.

Otro tipo de cáncer que alerta a las mujeres y que es de sumo cuidado es el que afecta a la vejiga, el útero o la pelvis. Uno de sus principales síntomas es el sangrado a destiempo, es decir, fuera del período. A veces los sangrados ocurren por infección a las vías urinarias o también por el tipo de método anticonceptivo que se esté utilizando. Sin embargo, nunca está de más un chequeo con el ginecólogo.

¿Hinchazón? Si ocurre de vez en cuando como producto de la alimentación, es normal. Pero puede considerarse una señal de alarma cuando es constante y va acompañado de fatiga, pérdida de peso y dolor de espalda, podría tratarse de cáncer de ovario. Para descartar esta patología es indispensable acudir al ginecólogo para un eco pélvico.

Si bien dijimos que el cáncer de mama es el que más preocupa a las mujeres, pues el cáncer de próstata es el más común entre los hombres. Si hay dolor o dificultad al orinar, este sería un síntoma. Lo recomendable: el temido tacto rectal y medir el antígeno prostático. Este cáncer detectado a tiempo puede ser tratado.

Los nódulos linfáticos suelen aparecer cuando ataca algún virus bacteriano relacionado con afecciones de garganta. Sin embargo, hay que estar atentos porque la leucemia y el linfoma aparecen con este tipo de nódulos en las axilas o en el cuello.

Atención a la sangre. Si al orinar o evacuar aparece sangre, jamás se debe dejar pasar. Si bien podría tratarse de hemorroides, la sangre en las heces puede ser un síntoma de cáncer de colon; si la sangre aparece en la orina podría estar relacionado con cáncer de riñón o vejiga.

Los hombres también deben tomar en cuenta si se presentan anomalías en sus testículos. Los principales signos de que algo está mal son: hinchazón o la presencia de algún bulto extraño. En el caso de este último, los bultos o nódulos que no duelen son los más riesgosos. Para diagnosticar cáncer de testículo, el urólogo debe realizar un examen de ultrasonido para reconocer si el bulto corresponde a un tumor.

Normalmente cuando tenemos gripe o acidez, la sensación de tragar es extrañar. A veces duele o se siente irritación. Sin embargo, cuando estos síntomas persisten a pesar de que el resfriado ha cesado o la acidez no pasa con antiácidos, es recomendable acudir a un otorrinolaringólogo. El cáncer de garganta y el de esógafo se presentan con este malestar.

Aunque suene inverosímil, también la boca y la lengua están propensas a contraer cáncer. Mal aliento, ampollas o fuegos en las paredes bucales o llagas en la lengua son algunos síntomas que deben vigilarse con atención. Este tipo de cáncer es más común entre fumadores.

Hay otros síntomas que siempre deben vigilarse, sobre todo cuando son persistentes o no se encuentra un motivo aparente de causa. Por ejemplo, perder peso (más de 10 libras) sin haber cambiado la dieta o haber iniciado una nueva rutina de ejercicio, puede significar cáncer de páncreas, estómago, esógafo o pulmón. Lo mismo ocurre con la fiebre, si bien es una señal de que el organismo se está defendiendo de una infección, puede ser alerta de leucemia.

Finalmente, cada persona conoce perfectamente cómo funciona su organismo. Es decir que, si hay fatiga excesiva, malestar estomacal constante, desánimo y mucho sueño, y estos cambios se presentan de la noche a la mañana, hay que acudir al doctor. Nadie está libre de un cáncer y la mejor cura es la prevención.